El satélite europeo Envisat ha captado las nubes que este mes de abril han provocado el polvo y la arena del desierto del Sáhara en varios países europeos. Calor, neblina y contaminación es la consecuencia más inmediata, pero hay otra mucho más positiva: el polvo contiene nutrientes que actúan como un fertilizante sobre el plancton marino.
En la foto distribuida por la Agencia Espacial Europea (ESA) se aprecia la estela de polvo sahariano desde la península ibérica, al Oeste de Francia y Reino Unido hasta Irlanda. Las corrientes de convección lo transportan desde África cuando el aire caliente, más ligero, sube y el aire frío, más pesado, se hunde.
Esto provoca que en algunos puntos se eleven enormemente los índices de contaminación. Madrid, en unas semanas sin viento ni lluvia, ha vuelto a superar los niveles permitidos por la UE y, según el ayuntamiento, se ha debido a las partículas en suspensión. Se superaron los 65mg/m3, cuando la máxima que permite Bruselas para el contaminante PM10 es de 40mg/m3. Ecologistas en acción ha criticado, sin embargo, al consistorio por ocultar otros contaminantes provocados por el tráfico y que no tienen nada que ver con el polvo del Sáhara.
Pero el satélite Envisat muestra otra consecuencia de este fenómeno. Las manchas azules y verdosas que se acentúan sobre el Atlántico corresponden a grandes concentraciones de plancton, las plantas microscópicas que son el alimento básico de la vida en el mar.
El polvo africano contiene nutrientes, como nitrógeno, fósforo y hierro, que actúan como un fertilizante y estimulan la producción de floraciones de plancton masivas. La ESA explica que contienen pigmentos de clorofila y son capaces de convertir los compuestos inorgánicos, como agua, nitrógeno y carbono en materiales orgánicos complejos.
Con su capacidad para digerir esos compuestos, eliminan el dióxido de carbono de la atmósfera como las plantas terrestres. El resultado es una importante influencia sobre el clima y una fertilización notable de las aguas del Atlántico.