En una de las escenas memorables de la clásica película de 1967 «La batalla de Argel», el líder del argelino Frente de Liberación Nacional, Ben M'Hidi, es interrogado por un grupo de periodistas franceses sumamente parciales.
«¿No cree que es un poco cobarde usar bolsos y cestas de mujeres para llevar los artefactos explosivos que matan a tanta gente inocente?», le preguntan al líder argelino esposado.
«¿Y no le parece a usted aún más cobarde arrojar bombas de napalm sobre pueblos indefensos, que causan un millar de veces más víctimas inocentes?», respondió M'Hidi.
«Por supuesto, si tuviéramos sus aviones de combate sería mucho más fácil para nosotros. Dennos sus bombarderos y quédense con nuestros bolsos y canastas», remató con contundencia.
En el actual conflicto en Gaza, una inversión de papeles encontraría al movimiento islamista Hamás armado con aviones de combate, misiles aire-tierra y tanques, mientras Israel respondería solo con cohetes de fabricación casera.
Pero en la realidad, Hamás está totalmente superado en su lucha contra uno de los poderes militares más formidables y sofisticados del mundo, cuyos equipos de última generación provienen gratuitamente de Estados Unidos, mediante la llamada financiación militar extranjera (FMF, en inglés).
Según las últimas cifras, el conflicto que comenzó el 8 de julio le ha costado la vida a más de 620 palestinos, en su mayoría civiles, entre ellos al menos 230 mujeres y niños, y dejado más de 3.700 heridos. Del lado israelí ha habido 27 soldados y dos civiles muertos.
«Salvo que se haya estado en la calle frente a las tropas israelíes en Gaza, o dormido en el suelo bajo un ataque aéreo, como yo he hecho varias veces, mientras entregaba ayuda en 1989, 2000 y 2009, es imposible imaginar la desproporción absoluta de poderes en este conflicto», dice James E. Jennings, presidente de Conciencia Internacional y director de Académicos de Estados Unidos por la Paz.
«He visto a jóvenes que simplemente huían disparados por la espalda por los soldados israelíes equipados con (subfusiles) Uzi y uniformes blindados, y en 2009 y 2012 fui testigo en Rafah de la superioridad tecnológica de Israel en la coordinación de sofisticadas computadoras, aviones no tripulados y cazas F-15», relata.
Los reiterados bombardeos apuntan a los jóvenes que utilizan túneles para llevar alimentos y medicinas a la población atrapada por el embargo en Gaza, pero también atacan a civiles indefensos que huyen de las hostilidades, mantiene Jennings.
«En mi trabajo he visitado a mujeres y niños heridos en los hospitales de Rafah y ciudad de Gaza y ayudé a trasladar cadáveres para su entierro», añade.
«Es como dispararle a peces en un barril», comenta Jennings como analogía para esta situación de capacidades militares tan asimétricas.
Los datos estadísticos evidencian la ineficacia de los cohetes Qassam de fabricación casera que dispara Hamás, ya que tras más de 2.000 lanzamientos, solo dos civiles murieron del lado israelí. «Eso es mucho menos que los ocho estadounidenses muertos accidentalmente en 2013 con fuegos artificiales en los festejos del 4 de julio», el día de la independencia de Estados Unidos, destaca Jennings.
Las armas estadounidenses por un valor de miles de millones de dólares en poder de Israel fueron adquiridas con subvenciones no reintegrables del FMF, informan expertos en defensa. Israel recibirá un total de 30.000 millones de dólares de ayuda militar de Estados Unidos en los 10 años de entre 2009 y 2018.
El Servicio de Investigación del Congreso legislativo estadounidense indica que Israel es el mayor receptor de la FMF de Estados Unidos, ya que en 2015 recibirá el 55 por ciento del desembolso total de los subsidios de Washington en el mundo. Ese monto representa entre el 23 y el 25 por ciento del presupuesto militar anual israelí.
Nicole Auger, una analista militar que cubre Medio Oriente y África para Forecast International, una empresa consultora en asuntos de defensa, nos dijo que Israel importa casi todo su arsenal de Estados Unidos. La prioridad de Israel es mantener la superioridad aérea ante los vecinos de la región, por encima del poderío en tierra, señala.
Israel ha realizado un pedido adicional de cazas F-15I que se sumarán a los 25 F-15ls (Ra'ams) de largo alcance que la Fuerza Aérea Israelí ya tiene en su poder, junto con 102 F-16I (Soufas) de combate polivalente, informa Auger.
El arsenal militar de Israel también incluye decenas de helicópteros de ataque, como el Sikorsky CH-53, recientemente equipado con el sistema de protección IAI Elta Systems EL/M-2160, que detecta los misiles entrantes con radar y activa medidas de distracción.
También ha actualizado su flota de helicópteros de ataque Cobra AH-1E/F/G/S de Bell y sus helicópteros Apache AH-64A de Boeing. Para su defensa cuenta con la última versión del sistema antimisiles Patriot, PAC 3, y también posee bombas guiadas por láser Paveway, bombas de penetración BLU-109, y municiones antibúnker GBU-28.
Jennings nos comenta dos hechos que los medios de comunicación no suelen recordar al cubrir la guerra entre Israel y Gaza.
El derecho a la legítima defensa, defendido por Israel y sus aliados en Washington, nunca se menciona en referencia a lo ocurrido en 1948, cuando cientos de miles de palestinos fueron expulsados de sus hogares y de su territorio para ser encerrados en la prisión más grande del mundo que es Gaza.
En segundo lugar, el mundo mantiene silencio mientras Israel, con la complicidad de Estados Unidos y Egipto, sofoca a los 1,7 millones de habitantes en Gaza con un cordón sanitario brutalmente efectivo, el embargo casi total de bienes y servicios que en gran medida limita la existencia de alimentos y medicinas.
«Estos son crímenes de guerra, violaciones continuas del derecho internacional humanitario perpetuado durante los últimos siete años, mientras el mundo mira para otra parte», afirma Jennings.