Los datos infrarojos del Telescopio Subaru de Hawai, uno de los encargados de continuar con el ingente e incalculable trabajo del telescopio espacial Kepler que terminó su vida útil el pasado 15 de agosto, han revelado la presencia de un exoplaneta, del mismo tamaño que Jupiter pero con cuatro veces su masa y con un particular color rosa magenta. El planeta orbita alrededor de la estrella GJ504.
«Si pudiéramos viajar a este planeta gigante, veríamos un mundo brillante del color de una oscura flor de cerezo, un color magenta intenso», ha explicado Michael McElwain, miembro del equipo de la NASA que ha hecho el fascinante descubrimiento.
Además de su particular color, el Planeta Rosa – de nombre científico GJ504b – también ha llamado la atención de los astrónomos porque orbita alrededor de su estrella a casi nueve veces la distancia a la que Júpiter gira alrededor del Sol, lo que plantea un desafío a las ideas teóricas de cómo se forman y se desarrollan los planetas gigantes.
Según el modelo teórico mayoritariamente aceptado, llamado el modelo de acreción del núcleo, los planetas similares a Júpiter – en tamaño - tienen su inicio en el gas rico en escombros espaciales que rodea a las estrellas jóvenes. Las colisiones entre asteroides y cometas proporcionan la semilla del núcleo, que cuando alcanza la masa suficiente atrae gas del disco alrededor de la estrella y empieza a formarse el planeta.
Este modelo funciona bien para planetas que tienen como máximo la órbita de Neptuno, alrededor de 30 veces la distancia media entre la Tierra y el Sol (unas 30 unidades astronómicas, o UA), pero es más problemático para los mundos situados más lejos de sus estrellas. GJ 504b, el Planeta Rosa, se encuentra a una distancia de 43´5 unidades astronómicas de su estrella.
«Este es uno de los planetas más difíciles de explicar en el marco de formación de planetas tradicionales», ha añadido Markus Janson, otro de los miembros del equipo de la NASA. «Su descubrimiento implica que tenemos que considerar seriamente las teorías de formación alternativas, o tal vez volver a evaluar algunos de los supuestos básicos de la teoría de acreción del núcleo», asegura el investigador.
La investigación forma parte de las exploraciones estratégicas de exoplanetas y discos de estrellas con el telescopio Subaru en Mauna Kea, Hawai (proyecto SEEDS), un proyecto para fotografiar directamente planetas extrasolares y discos protoplanetarios alrededor de varios cientos de estrellas cercanas. El proyecto se inició en 2009 y está dirigido por Motohide Tamura en el Observatorio Astronómico Nacional de Japón (NAOJ).
La imagen directa es quizá la técnica más importante para la observación de planetas, pero también la más difícil de conseguir. «La imagen proporciona información acerca del planeta, la luminosidad, la temperatura, la atmósfera y la órbita, pero algunos planetas son tan débiles y están tan cerca de sus estrellas madre, que es como tratar de hacerle una foto a una luciérnaga cerca de un faro», explica Masayuki Kuzuhara, del Tokyo Institute of Technology, que ha dirigido el equipo del descubrimiento.
Las imágenes del proyecto SEEDS, usan longitudes de onda del infrarrojo cercano con la ayuda del nuevo sistema del telescopio de óptica adaptativa, que compensa los efectos de la atmósfera de la Tierra, y dos instrumentos: el Instrumento de Contraste Alto para el telescopio Subaru de óptica adaptativa y la Cámara Infrarroja con Espectrógrafo. La combinación de estas herramientas permite ampliar los límites de la exposición directa para conseguir imágenes de los planetas más débiles.
Según estos datos, GJ 504b tiene cuatro veces más masa que Júpiter a pesar de tener casi el mismo tamaño, además tiene una temperatura de unos 460 grados Fahrenheit (237 grados Celsius).
El Planeta Rosa orbita la estrella GJ del tipo G0 504, que es más caliente que el sol y es apenas visible a simple vista en la constelación de Virgo. La estrella está 57 años luz de distancia y el equipo estima que tiene unos 160 millones de años, según los métodos que vinculan el color de la estrella y su período de rotación con su edad.
Los sistemas estelares jóvenes son los objetivos más atractivos para la captura de imágenes porque sus planetas no han existido el tiempo suficiente como para perder su calor originario, lo que aumenta su brillo infrarrojo.
«Nuestro sol está a medio camino de su vida en cuanto a producción de energía y calor se refiere, pero GJ504 sólo tiene una trigésima parte de su edad. El estudio de estos sistemas es como ver a nuestro propio sistema planetario en su juventud», asegura el equipo científico.
Mientras se pone a punto el gran Telescopio Espacial James Webb, el Subaru de Hawai continúa con la labor del Kepler que, según un comunicado oficial de la NASA, ha perdido dos volantes de reacción y los trabajos para restaurarlos han sido inútiles por lo que el telescopio ya no puede seguir trabajando. Gracias a Kepler, la comunidad científica y los amantes del espacio han descubierto más de 135 exoplanetas y 3.500 candidatos a serlo, una enorme variedad de nuevos mundos posibles.