Hasta ahora, y desde los años 30, la medición del progreso de los países se ha hecho utilizando el parámetro de la actividad económica conocido como PIB (Producto Interior Bruto) que desarrolló el economista Simón Kuznets. Ya entonces, él mismo dijo que difícilmente el bienestar de un país se podría medir solamente por sus ingresos económicos. Si entonces era difícil ahora, en un mundo tan cambiante, esa forma de medición está quedando prácticamente obsoleta.
En la mayoría de las economías desarrolladas los servicios crecen más rápidamente que los bienes. El PIB sólo mide para decirlo claro y pronto el dinero. El ejemplo clásico es que si los bosques de un país no entran en el PIB, podría talarlos y apuntar el beneficio de la venta de la madera sin considerar ninguna pérdida. De la misma forma que para el PIB la educación representa un gasto y no tiene en cuenta el beneficio de formar ciudadanos cultos y bien preparados para el trabajo, por ejemplo.
Mejorar la medición del progreso de los países. Más allá del PIB
Los economistas están de acuerdo en que esa forma de medir no es realista, de hecho muchas empresas incorporan ya a sus balances los costos sociales y ambientales de su produción. Los países deben considerar, así mismo, las mejoras en la calidad de vida de sus ciudadanos. El aire de las ciudades, los saneamientos, el respeto a la biodiversidad o el mantenimiento de los parques naturales.
En 2007 el Parlamento Europeo convocó una conferencia que se llamó "Más allá del PIB" en la que se pusieron las bases de esta nueva forma de medir el progreso de los países que ahora recuerda la Comisión Europea. El comisario de Medio Ambiente, Stavros Dimas, ha subrayado la necesidad de contar con elementos más sofisticados que el PIB. Para 2010 habrá una versión piloto de un índice con el que medir la eficacia de las políticas ambientales.
Dimas ha asegurado que «se esforzarán"» por presentar datos ambientales y sociales con mayor frecuencia, ahora se hace cada dos o tres años, mientras que los datos económicos se renuevan «en semanas». Si se consiguen indicadores ambientales y sociales tan rigurosos como el PIB en la esfera macroeconómica, se potenciará el impacto de los datos y se «mejorará la calidad de las políticas europeas».
Por su parte el director de la oficina de política europea del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, en sus siglas en inglés), se ha mostrado decepcionado de la lentitud de la UE para implementar nuevas medidas. En un comunicado ha dicho que «los nuevos indicadores no sólo deben registrar estadísticas sino ser capaces de hacer sonar la alarma cuando estemos cerca de los límites.» euroXpress