Grecia no es Islandia ni Dubai, ha dicho el ministro de Hacienda griego, Giorgios Papaconstantinou. Debe referirse a que en Atenas no hace tanto frío como en la isla atlántica, ni tanto calor como en el emirato del Golfo, porque en lo financiero las cosas no pintan bien para el país mediterráneo.
El ministro ha tenido que reconocer que el déficit del presupuesto para el próximo año fiscal será del 13 por ciento, el doble de lo esperado. El pacto de estabilidad, recordemos, establece un máximo del 3 por ciento.
Desde hace años, Atenas no se toma en serio este límite y ahora las agencias de calificación bajan su hacienda de la categoría A a la B. Es la primera vez, desde la llegada de Unión monetaria, del Euro, que un país miembro no está en la lista de las Aes. Las agencias no creen que Grecia pueda hacer frente con facilidad a su deuda de 300.000 millones de euros
Una rebaja en la calificación significa que la hacienda helena tendrá que pagar tipos más altos por su deuda, que tendrá más dificultades para equilibrar su presupuesto, lo que agravará la situación de la caja estatal. Un círculo diabólico.
Grecia tiene la deuda más alta de la eurozona, 125 por ciento de su PIB. Son muchos años de hacer mal las cosas; no tiene nada que ver con la última crisis financiera. Atenas ha gestionado mal su economía y su hacienda. Sólo cumplió un año los criterios de estabilidad. Y lo más probable es que Atenas entrara en el euro con datos falsos, subrayan algunos analistas.
De fondo late un problema de corrupción. El primer ministro socialista Papandreu reconoce que se han esfumado grandes sumas de dinero. Pero el griego estima que todos los gobiernos son corruptos, indiferentemente del partido que esté en el poder.
Se estima, y esto siempre es difícil de establecer, que la economía sumergida suma el 30 por ciento del PIB. Los precios son europeos, pero los salarios están por debajo de la media de la Unión. La gente espera poco del Estado....salvo trabajar para el Estado, que ocupa al 25 por ciento de la mano de obra. Una vía para mantener la paz social...a cargo del Estado. Ahora se imponen serios recortes, que si llegan a sectores básicos, como la sanidad, pueden alterar la situación en las calles de este país habitualmente levantisco".
Oficialmente, ni los otros socios europeos del euro, ni el Banco Central Europeo, pueden ayudar. Lo que tiene que hacer Atenas es tomar por sí misma las riendas de la situación.
Pero el ministro de Hacienda alemán, Wolfgang Schäuble reconoce que el problema griego afecta a la eurozona y «tendríamos que conseguir conjuntamente corregir la situación, hacer lo que los griegos no han hecho hasta ahora». En el fondo, la economía griega es pequeña dentro del área del euro, y los socios tendrán o tendrían que intervenir de una manera u otra.
Pero será muy difícil explicar al contribuyente que tenemos que ayudar a Grecia con su dinero, explicaba un banquero alemán. La situación es muy seria, aunque no parece que Grecia esté al borde de la bancarrota, ha indicado un analista europeo.
Grecia es una excepción, y no se puede comparar con España o Irlanda asegura un banquero alemán; puede bajar la credibilidad de su deuda pero estos países están más afectados por la crisis que por el presupuesto, con lo que, si la coyuntura mejora, no tendrán problemas con los ratings de calificación. Y eso, los griegos no pueden ni soñarlo. Daniel Peral para euroXpress