El presidente François Hollande, cada vez más impopular, tiene difícil cumplir su promesa de que el desempleo decrecería para finales de año.
A pesar de la subida, el dato del tercer trimestre ha sido mejor de lo esperado, la agencia nacional de estadística (INSEE), había previsto que el paro llegaría al 10,6 por ciento en la Francia metropolitana y al 11 por ciento incluyendo los territorios de ultramar.
Los despidos en las empresas continúan y la desconfianza pesa en los consumidores