El presupuesto para 2013 contempla un recorte del gasto público de 9.400 millones de euros, que saldrán de un recorte del 15% en las pensiones, de los salarios de los empleados públicos y de más ajustes en Sanidad y Educación. 2013 será el sexto año de recesión en Grecia y lo que preocupa ahora es la deuda pública, que se disparará hasta el 190% del PIB.
Ha habido 167 votos a favor de los 300 escaños que componen el legislativo griego. Esta vez sin deserciones entre los diputados que apoyan al gobierno, como la semana pasada cuando se discutieron las medidas de ajuste. Votación sobrada para la coalición de gobierno, pero agrio debate en la sesión.
El primer ministro insistía en que estos sacrificios serán los últimos y en que, una vez eliminado el déficit, «los recortes injustos serán ajustados». El líder del opositor Syriza, Alexis Tsipras, le acusó de hundir a Grecia en la miseria y cumplir los dictados de Angela Merkel: «Todo el mundo, incluso los acreedores, ha entendido que el programa impuesto a Grecia no tiene posibilidades de éxito; todos, excepto Merkel, que tiene su propio proyecto para el sur de Europa: transformarlo en un zona especial con bajos salarios, sin legislación laboral, sin nada».
Las consecuencias de no cumplir los compromisos con la UE las expuso el ministro de Finanzas, Yannis Sturnaras: «Si no cumplimos con nuestras obligaciones, no nos echarán de la Eurozona, pero nos veremos obligados a salir y eso significaría que Grecia se convertiría en un estado paria, como Corea del Norte».
Con la aprobación de las cuentas públicas, el gobierno de Atenas espera que el Eurogrupo no ponga más obstáculos, cuando se reúna este lunes, para liberar el siguiente tramo de ayuda de 31.500 millones de euros que Grecia necesita de inmediato. El 16 de noviembre hay que pagar vencimientos de deuda por 5.000 millones de euros.