En su intervención ante los delegados de 172 países presentes en la Segunda Conferencia Internacional sobre Nutrición (CIN2), les ha pedido que pongan en práctica de forma concreta sus nobles promesas para garantizar la seguridad alimentaria de todos los ciudadanos, subrayando que el derecho a una alimentación saludable es una cuestión de dignidad, no de limosna.
A pesar de que hay alimentos suficientes para todos, las cuestiones alimentarias son objeto de información manipulada, corrupción, de que se esgriman argumentos de seguridad nacional o el «reclamo lastimero a la crisis económica», ha dicho el papa. «Ese es el primer reto que tenemos que superar», señaló, instando a que los derechos de la persona humana se incluyan en todos los programas de ayuda y desarrollo.
La lucha contra el hambre y la desnutrición está siendo obstaculizada por «la prioridad del mercado y la preeminencia de la ganancia, que han reducido los alimentos a una mercancía cualquiera, sujeta a la especulación, incluso financiera», ha añadido.
También ha destacado la necesidad de cuidar el medio ambiente y proteger el planeta. «Los seres humanos pueden perdonar, pero la naturaleza no», ha dicho, y ha añadido: «tenemos que cuidar a la madre naturaleza, de modo que ella no responda con la destrucción», y ha recordado en este sentido las próximas conferencias sobre el clima de la ONU en Perú (COP20) y Francia (COP21) como oportunidades para defender la naturaleza.
La Reina Letizia de España, se ha dirigido también a los participantes de la CIN2, destacando la «especial importancia» de las mujeres para garantizar la nutrición de la familia. Ha argumentado que, además del imperativo moral de luchar contra el hambre, invertir en una mejor nutrición «es también una medida sensata desde una óptica económica: aumenta la productividad y el crecimiento económico, reduce los costes sanitarios y promueve la educación, la capacidad intelectual y el desarrollo social».
Los líderes mundiales aprobaron este miércoles la Declaración de Roma sobre la Nutrición y el Marco de Acción que abarcan principios voluntarios encaminados a abordar los principales retos de la nutrición de hoy en día e identifican las prioridades para una mayor cooperación internacional en materia de nutrición. Entre sus prioridades se encuentran buscar vías para abordar la obesidad -un reto creciente para la salud global, incluso en países de bajos ingresos-, combatir las carencias de micronutrientes que afectan a 2 000 millones de personas en todo el mundo, y asegurar el acceso de todas las personas a la alimentación saludable que requieren para su desarrollo individual.
«Por primera vez en la Historia, la humanidad se puede decir que la miseria no es una fatalidad y que el hambre es completamente evitable», ha afirmado el Director General de la FAO, José Graziano da Silva, al recibir al Pontífice. A principios de este mes, el Santo Padre escribió una carta a los líderes mundiales reunidos en la cumbre del G-20 en Brisbane, citando a la desnutrición como el primero de los problemas que deben tratar de resolver.
La Reina Letizia también ha pedido a las multinacionales alimentarias y agrícolas que colaboren con los organismos internacionales para el desarrollo y los gobiernos «a fin de promover una mejor nutrición».