La historia de esta subasta nace en Carlos Luna, amigo argentino del papa Francisco exiliado en Suecia desde los años 70, representante del Pontífice en ese país y colaborador activo con el colectivo gitano europeo. Quien desde su llegada al país del norte de Europa ha empleado sus esfuerzos en ayudar a los romanís asentados cerca de su ciudad, Bastad.
Al ver las continuos problemas que tienen para recaudar fondos, Luna decidió ponerse en contacto con el papa Francisco y pedirle uno de sus solideos para después subastarlo. Por su parte, Francisco pensó que era una buena iniciativa, ya que «los gitanos son las personas más vulnerables de Europa, no son agresivos y nunca han peleado en guerras contra nadie». Por lo que en poco tiempo Luna recibió el solideo, personalizado y certificado por el Vaticano, por valija diplomática.
A pesar de parecer un hecho atípico, el papa Francisco ha participado en varias subastas de este tipo. El pasado mes de febrero donó una Harley-Davidson (que le había regalado la compañía por su 110 aniversario) con su firma, la recaudación fue de cerca de 242.000 euros que se destinaron al comedor comunitario de Cáritas en Roma.
El pasado mes de septiembre colaboró con la organización italiana Soleterre Onlus Zongo, que lucha contra la mortalidad infantil en la República Democrática del Congo. Esta vez también donó un solideo, y en tan solo 48 horas se consiguió la friolera de 200.000 euros