El comité noruego del Nobel argumenta que no se puede alcanzar la democracia ni una paz duradera sin que las mujeres obtengan las mismas oportunidades que los hombres para influir en los acontecimientos en todos los niveles de la sociedad.
El comité recuerda la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que, por primera vez, hizo de la violencia contra las mujeres en los conflictos armados un asunto de seguridad internacional. Allí se subrayaba la necesidad de que las mujeres se convirtieran en participantes, en igualdad con los hombres, en los procesos de paz.
Ejemplos de la consecución de esos objetivos son las tres premiadas este año con el Nobel de la Paz. Ellen Johnson Sirleaf, la primera mujer africana elegida presidenta en un proceso democrático, ha contribuido a pacificar su país, Liberia, a promover el desarrollo económico y social y a reforzar la posición de las mujeres.
Su compatriota Leymah Gbowee movilizó y organizó a las mujeres para enfrentarse a conflictos étnicos y religiosos para poner fin a la larga guerra de Liberia. El comité Nobel reconoce que desde entonces ha trabajado para afianzar la influencia de las mujeres en África Occidental durante y después de la guerra.
La tercera galardonada es la yemení Tawakkul Karman, que ha tenido un papel determinante en la lucha por los derechos de las mujeres y en la defensa de la paz y la democracia en su país. Con ella, que lidera el grupo de Mujeres Periodistas sin Cadenas, se premia a los líderes de la primavera árabe.
El comité Nobel confía en que este premio ayude a poner fin a la represión de las mujeres, que se da todavía en muchos países y apoye el gran potencial que las mujeres pueden representar para la paz y la democracia.
En un comunicado conjunto, los presidentes del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, y de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, dicen que el premio es la victoria de la democracia en África y en el mundo árabe. Creen que las tres galardonadas han sido inspiracion para todos aquellos que defienden la participación activa de la mujer en la vida social y política y en la construcción de la paz.
Van Rompuy y Barroso dicen que, con ese espíritu, la UE seguirá defendiendo la igualdad de género y piden a los líderes de todo el mundo que trabajen para mejorar los derechos de las mujeres.