La sentencia es de Arménio Carlos, secretario general de la poderosa Central General de los Trabajadores Portugueses (CGTP), en la entrevista que nos ha concedido mientras ajustaba detalles de la Jornada Nacional de Acción y Lucha, convocada para este sábado con manifestaciones en todo el territorio continental del país y en sus archipiélagos de Azores y Madeira.
La CGTP ha anunciado este viernes que presentará una queja contra el Estado portugués ante la Organización Internacional del Trabajo (OIT) por la violación de una serie de convenciones que protegen la negociación colectiva y la libertad sindical.
¿Estamos ante un cambio sustancial del sistema que garantizaba la llamada Europa Social?
Arménio Carlos: Lo que se está cuestionando es un conjunto de presupuestos y principios del trabajo digno, tal como lo define la OIT. No se puede jugar con la vida de las personas, que no son «conejillos de Indias» de laboratorios neoliberales para ensayar hasta dónde se puede ir, ya sea en Portugal, Grecia, España o Irlanda.
Nuestros países eran mirados como de menor importancia, con problemas económicos y financieros, pero ahora ya se está viendo que la cuestión no es solo de portugueses, griegos o irlandeses. También afecta incluso a Alemania, el «motor» de Europa, que ha entrado en una situación de estancamiento de su economía. Esto debería hacer reflexionar a los responsables de la UE.
¿Cómo podrá Portugal pagar su deuda de 78.000 millones de euros, adquirida ante la troika UE-Fondo Monetario Internacional-Banco Central Europeo (BCE)?
AC: Si no se renegocia la deuda, Portugal no podrá pagar y será colonizado por la vía financiera. Renegociar no es para no pagar, sino para estar en condiciones de poder hacerlo. Pero los propios acreedores nos impiden desarrollar políticas económicas para cumplir con esos compromisos.
Por ejemplo, el BCE ayuda al sector financiero prestando dinero al 0,7 por ciento de interés y, a su vez, los bancos dan créditos al ocho por ciento al Estado o a las empresas. Por eso el BCE en este momento es un fomentador de la especulación financiera.
El desempleo sigue creciendo en Portugal y ya estamos bordeando el millón de desocupados, lo que equivale a la cifra récord del 16,9 por ciento de la población activa, el tercero mayor de la UE, detrás de Grecia y España. La recesión económica se va a mantener este año. Son decenas de miles de empresas que cierran o van a la bancarrota.
Este futuro tan poco estimulante, ¿augura también un aumento de la pobreza?
AC: Se están generalizando la pobreza y la exclusión social, y nos encontramos también frente al regreso del hambre en Portugal.
Tenemos miles de niños y niñas que pasan hambre y, naturalmente, eso quiere decir que sus padres ya pasan hambre desde hace bastante tiempo, debido a esta política neoliberal que está desangrando a los portugueses.
Además del sufrimiento generalizado que ha causado a la población, está poniendo en cuestión el futuro del país. Es una política que no resuelve, sino que acentúa los problemas.
Las dos huelgas generales y las diversas manifestaciones de protesta de 2012 contaron con una enorme adhesión. ¿Ese poder de convocatoria se debe a que las reivindicaciones de la CGTP ahora van mucho más allá de lo estrictamente sindical?
AC: Nos encontramos ante una reducción del poder de compra que afecta a millones de personas y que se verifica en dos niveles.
El primero, a causa de la inflación sin actualización salarial, lo que significa que haciendo la media de los últimos dos años, los trabajadores del sector privado han perdido más del 10 por ciento de su poder adquisitivo, mientras que los del sector público disminuyeron en un 25 y hasta en un 30 por ciento en algunos casos.
Segundo, tenemos la implementación del Presupuesto General del Estado para 2013 que va a causar una nueva reducción de los ingresos de las personas, por el aumento de impuestos previstos, que va a significar una bajada de entre un seis y un siete por ciento en las rentas de las familias, de donde se puede deducir que el poder de compra de los trabajadores continuará en caída libre.
Mientras, existen enormes beneficios fiscales concedidos a los grandes grupos económicos y financieros, sin que se compruebe un combate real al fraude y a la evasión fiscal. Es útil que se sepa, además, que estos delitos cuestan cerca de un 25 por ciento del producto interior bruto. Es ahí donde los problemas se deben atacar, pero no se hace, porque ese poder económico-financiero es prácticamente intocable.
Las dos huelgas generales y las grandes manifestaciones de 2012, así como la protesta de este sábado, constituyen un movimiento en desarrollo acelerado, un momento inédito donde una aplastante mayoría de los portugueses pueden expresar su descontento e indignación y exigir el fin de la política de la troika.
¿Y en cuanto a los derechos laborales?
AC: Se ha acentuado el desequilibrio de las leyes laborales entre trabajadores y patrones, a favor de estos últimos. Por ejemplo, en la reducción del valor de las horas extra, dar más facilidades para los despidos, la reducción del valor de las indemnizaciones y de la protección social, así como el ataque sin precedentes a los convenios colectivos.
Estamos hablando de una desregulación de la legislación laboral a favor de los empresarios. En este momento se está discutiendo colocar a los portugueses a unos niveles de indemnizaciones de miseria, para llegar solo al 12 por ciento de un trabajador irlandés o alemán y a entre el 25 y 30 por ciento de uno español. En Portugal, además de la espiral recesiva estamos asistiendo también a una espiral de retroceso en términos de civilización.
¿Cuál es el límite?
AC: Para un gobierno con una visión neoliberal, no hay fronteras. Para ellos no existen las personas, sino solo números y objetivos. Al fin y al cabo, un ajuste de cuentas con la Revolución de Abril, que significó un conjunto de derechos que valorizaron el trabajo y dignificaron a las personas.
El gobierno permanece inmutable ante padres y madres que pierden el empleo e hijos que ven negado su derecho al trabajo, padres a los que les es retirada la protección social e hijos que se ven obligados a emigrar y ancianos que ya no tienen dinero para comprar medicinas indispensables para su supervivencia.
¿Qué propone la CGTP?
AC: Pensamos que hablar de crecimiento no es suficiente. Solo se puede crecer con inversiones, más producción, mejor distribución del ingreso y mayor capacidad adquisitiva. Estos componentes son fundamentales para nosotros para responder al problema de fondo.