El rabino Brant Rosen lidera una congregación en la ciudad estadounidense de Evanston y es un judío poco común: apoya la causa palestina y la campaña de boicot a Israel. Rosen expresa sus ideas en su blog Shalom Rav, y es autor del libro «Wrestling in the Daylight: A Rabbi's Path to Palestinian Solidarity» (»Luchando a la luz del día: el sendero de un rabino hacia la solidaridad palestina»).
Rosen, también copresidente del Consejo Rabínico del grupo Voz Judía por la Paz, subraya que tanto las afirmaciones que hace en el libro como las incluidas en esta entrevista son solo suyas y no representan a las de su congregación.
- Desde su punto de vista, ¿ha cambiado Israel en los últimos cuatro años?
Brant Rosen.- Yo veo el conflicto como dos pueblos que tienen dos reivindicaciones legítimas sobre la tierra de Israel-Palestina, y la única salida del «pantano» es crear dos estados. Yo me identifico con Israel como judío. Es por eso que narro mi infancia (en el libro). Tengo profundos lazos familiares allí. Visité Israel muchas veces e incluso considero mudarme. He cambiado mis opiniones de forma gradual, pero el punto culminante se produjo con la Operación Plomo Fundido (contra Gaza) entre fines de 2008 y principios de 2009.
Me di cuenta de que no era un conflicto entre dos partes iguales, sino una injusticia en esencia, que comenzó con el nacimiento del Estado de Israel y continuó desde entonces. Es una situación en la que una parte muy poderosa somete a la otra a su voluntad. Un vez que empecé a hablar sobre los ultrajes de la Operación Plomo Fundido, realmente comenzó a caer el dominó sobre mí. Como rabino de una congregación, me encontraba en un lugar difícil, y la gente pedía mi guía. Alrededor de un año después, revisé mi postura -como judío- frente a Israel. Frente a todo el tema, no solo Gaza, sino frente al sionismo en general.
Me involucré más en la campaña en solidaridad con Palestina, poniendome en contacto con palestinos, algunos de ellos eran amigos míos y otros activistas. Muchos contactaron después de hablar cuando hablé sobre Gaza, y quise conocer cuál era su experiencia.
Hoy sé en qué lugar me encuentro. Soy el rabino de una comunidad judía, todavía sirvo a mi congregación, todavía estoy motivado por los valores judíos, pero también soy alguien que se solidariza con los palestinos en su lucha por los derechos humanos, iguales derechos y dignidad en la tierra en la que viven o a la que procuran regresar.
- Voz Judía por la Paz es uno de los principales grupos involucrados en el movimiento Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS), que busca ejercer presión económica y política sobre Israel. ¿Cómo ve el futuro de este movimiento?
B.R.- Creo que está creciendo a pasos agigantados, atrayendo a cada vez más gente. Cuando la Organización de las Naciones Unidas aprobó cambiar el estatus de Palestina, tapó otra noticia que yo creo era muy importante: Stevie Wonder retiró su apoyo a un concierto que recogía fondos para un grupo estadounidense llamado Amigos de las Fuerzas de Defensa Israelíes. Fue la más reciente celebridad en expresar su apoyo a la causa palestina, tras una larga lista de artistas y personas del espectáculo que cancelaron shows en Israel. Más allá de si lo hicieron por presión pública o porque lo consideraban correcto, eso muestra el poder que tiene el movimiento de boicot. Para lograr un cambio político, darle poder al pueblo es el mejor método. Históricamente ha sido así. El hecho de que Israel reaccione tan duro muestra el potencial (del pueblo). Cuando (la secretaria de Estado de Estados Unidos), Hillary Clinton, dijo que los 3.000 nuevos asentamientos «no ayudan» (al proceso de paz), no captó la atención de Israel. Sin embargo, cuando Voz Judía por la Paz, Estudiantes por la Justica en Palestina y otros varios grupos religiosos lograron que un gran holding empresarial dejara de invertir en los territorios ocupados, eso fue una noticia que se ocultó en Israel.
Esa es una señal de que este tipo de cosas tienen gran impacto cuando son usadas en forma inteligente y concertada. Contrariamente a las acusaciones, el movimiento BDS no es antisemita. Creo que el argumento para distinguir a Israel de otros abusadores de los derechos humanos es poco honesto. La cuestión no es si Israel es legítimo o no. Existe y es parte de la comunidad internacional. Pero si Israel actúa de forma ilegítima, los ciudadanos de todo el mundo tienen el derecho y la responsabilidad de ejercer el poder que tengan para obligar que eso cese.
- ¿Considera significativo el llamamiento hecho hace poco por 15 líderes protestantes para que se investigue si la ayuda que ofrece Washington a Israel va a de acuerdo con las leyes estadounidenses?
B.R.- Sí. Creo que lo más importante es que los líderes se muestren firmes y no retrocedan a pesar de ser criticados y de recibir toda clase de insultos, incluyendo el de antisemitas. Es importante porque, hasta ahora, la convención en las relaciones religiosas era que podías hablar de todo, a excepción de Israel, pero esta vez rompimos con eso. Esto puede iniciar una nueva etapa en la que podemos hablar de cualquier tema, no solo de aquellas cosas que tenemos en común, sino también de asuntos como las políticas de Israel, sobre las cuales no siempre estamos de acuerdo. Estoy orgulloso de que Voz Judía por la Paz apoyara esa declaración. Es muy importante que los cristianos vean que muchos judíos están con ellos cuando hacen declaraciones así. El stablishment judío no representa a toda la comunidad judía.