Ya se ha celebrado el 7º Foro Mundial del Agua, pero esta vez lejos de los movimientos europeos a favor de la gestión pública del agua y de su tratamiento como derecho humano. Y también lejos de los titulares informativos de Europa. Pocos medios han dado cobertura a esta cita trienal que reúne a Gobiernos, multinacionales del sector del agua, agencias de Naciones Unidas y organismos supranacionales como la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico).
Las grandes compañías privadas, organizadoras del evento, se han marchado este año a Corea (entre el 12 y el 17 de abril) para evitar el eco de las voces críticas, denuncian los colectivos opositores. Y es que, los movimientos sociales tuvieron mucho peso en reuniones anteriores como las celebradas en Turquía, México o Francia.
Apenas The Guardian, en un artículo de opinión, ha dedicado espacio al gran evento, que suele contar con una gran puesta en escena. El medio británico ha hablado de «feria privatizadora», afirmando que los reunidos en Corea del Sur son los responsables de que siga habiendo millones de personas (800 son las cifras más optimistas) sin acceso al agua potable y al saneamiento básico en el mundo.
El nuevo mantra es la «asociación público-privada (PPP) como la inversión innovadora», puntualiza The Guardian. Una alianza en la que la parte pública controla más de la mitad del accionariado, pero es la parte privada la que se queda con el control de las decisiones. Sin ir más lejos, el catedrático de Economía de la Universidad de Zaragoza y uno de los grandes expertos en el mundo cuando se habla de agua, Pedro Arrojo, es muy crítico con este modelo de gestión.
«Cuando la gestión es municipal, la adquisición de nuevas tecnologías, los trabajos de mantenimiento y modernización, así como otras múltiples acciones específicas, se suelen contratar acudiendo al mercado, donde compiten, en concurso público, multitud de pequeñas y medianas empresas altamente especializadas. Sin embargo, cuando el servicio queda concesionado a alguno de los grandes operadores, el 'mercado suele quedar bloqueado y blindado a la competencia, pues estas empresas ya disponen de sus propios recursos para cubrir todas estas necesidades. El resultado final, paradójicamente, es que se reduce la competencia de mercado», explica el experto en el documento 'Crisis global del agua: valores y derechos en juego'.
The Guardian también es tajante al respecto: «La agenda privada del agua se basa en una premisa falsa. Los PPP no son un mecanismo de financiación innovador. Otorgan a las multinacionales del agua los contratos más atractivos (y todos los beneficios), mientras que los gobiernos asumen los riesgos y los ciudadanos tienen dificultades para pagar las cuentas cada vez mayores de unos servicios a menudo pobres en agua de calidad».
Proceso de remunicipalización mundial
El artículo, firmado por la activista Satoko Kishimoto, del Transnational Institute (TNI), hace mención a los procesos de remunicipalización del agua que se han acelerado en el mundo en los últimos años.
El reciente estudio Nuestra futura agua pública registra, por su parte, el éxito de 235 ejemplos, localizados en 37 países diferentes y alcanzando a 100 millones de personas. Sobresalen los de ciudades como París, Berlín, Buenos Aires, Bogotá, Yakarta, Kuala Lumpur, La Paz o Dar es Salaam. Editado por la Unidad de Investigación de Servicios Públicos (PSIRU), el TNI, el Observatorio de las Multinacionales (Multinationals Observatory) y por la Asociación Europea de Operadores de Servicios Públicos (EPSU, por sus siglas en el inglés), el documento recuerda que en el año 2000 sólo existían dos paradigmas de remunicipalización en el mundo.
El agua como amenaza
La idea de la escasez, de las catástrofes (sequías e inundaciones) que provoca el agua, o las asociaciones con nociones de 'seguridad' y 'amenaza' suelen ser el principal discurso mediático utilizado cuando el vital líquido ocupa espacio en los medios de comunicación. En Corea, las notas de prensa enviadas por los organismos de la ONU caminaron nuevamente en ese sentido.
'2050: la escasez de agua en varias zonas del mundo amenaza la seguridad alimentaria y los medios de subsistencia', ha titulado la FAO uno de sus comunicados. «En 2050 habrá agua suficiente para producir los alimentos necesarios para una población mundial que superará los 9.000 millones de personas, pero el consumo excesivo, la degradación de los recursos y el impacto del cambio climático reducirá el suministro de agua en muchas regiones», explica la FAO. En la nota no se incluye un análisis de quién consume el agua ni de quién la contamina, por ejemplo.
«La crisis global del agua no radica tanto en problemas propiamente de escasez, sino de calidad. El problema es que, desde nuestra insaciable e irresponsable ambición desarrollista, hemos degradado esos ecosistemas y acuíferos, produciendo graves problemas de salud en la población. Desgraciadamente, la falta de democracia y la irresponsabilidad de muchos gobiernos, junto con la lógica de desregulación impuesta por la Organización Mundial de Comercio (OMC), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), bajo el argumento de promover la 'libre competencia', vienen posibilitando e incluso favoreciendo procesos de contaminación y sobreexplotación de ríos y acuíferos, sin control alguno, en los países empobrecidos o en desarrollo», apunta Arrojo al respecto.
La OCDE también optó en Corea por un discurso de alerta para hablar de agua. «Las ciudades en el área de la OCDE están ahora entrando en una nueva era de incertidumbre en cuanto a los servicios relacionados con el agua y su seguridad», ha apuntado el secretario general de esta organización, Ángel Gurría, en una nota escrita. «Tenemos que encontrar nuevas formas de financiar y gestionar el agua. Si en lugar de continuar por el camino actual, preparamos el futuro, vamos a reducir considerablemente la factura», continúa. Por tanto, además del mensaje de la incertidumbre abogó por una gestión privada.
«Los mecanismos de financiación existentes no permiten hacer frente al coste de la mejora de las antiguas redes de agua, debido a varios factores: las actuales restricciones presupuestarias en el sector público, la no consideración de los costes futuros las tarifas de agua y la reducción de consumo de agua de los usuarios urbanos, lo que disminuye los ingresos provenientes de las aguas de las empresas de la OCDE», ha afirmado el secretario general.