El gobierno descarta que España esté en riesgo de intervención europea y asegura que ya se esperaba esta volatilidad en los mercados, tras el acuerdo sobre el rescate bancario. Desde Moncloa apuntan a las elecciones griegas del domingo como principal factor de dudas de los inversores.
Sin embargo, la subida de más de 20 puntos en la prima de riesgo española se produce justo después de que la agencia Moody's haya rebajado tres escalones la calificación de la deuda española, que tenía una nota de A3 y pasa a Baa3 con perspectiva negativa, es decir, pasa de notable bajo a aprobado bajo.
La analista de riesgo soberano de Moody's, Kathrin Muehlbronner, dijo a la agencia EFE que «la clave de la rebaja ha sido la necesidad del Gobierno de pedir ayuda extra para recapitalizar su sistema financiero, no vemos esto como una señal de fortaleza sino como una señal de debilidad porque el Gobierno español no ha sido capaz de financiar este saneamiento por sus propios medios». Moody's prevé que la deuda española crezca hasta el 90% del PIB a finales de año, lo que quiere decir que aumenta el riesgo de que España tenga que pedir más ayuda externa.
La oficina estadística de la UE Eurostat ha confirmado que el préstamo que España recibirá para recapitalizar a la banca «tendrá un impacto directo en el déficit por el gasto que se deriva de los intereses». Una cuestión que el gobierno ha negado hasta ahora, lo que ha provocado más confusión sobre las condiciones y las consecuencias del rescate bancario.
El límite del 7% en la rentabilidad del bono a diez años es el límite que superaron en su día Grecia, Irlanda y Portugal para pedir el rescate de la UE y el FMI. La mayoría de los analistas creen que la única solución a estos niveles insostenibles de presión sobre la deuda española sería una intervención decidida del Banco Central Europeo.