El gobierno checo apoya el Tratado y se desmarca del presidente Klaus

El gobierno checo dice estar comprometido con la Unión Europea en que el Tratado de Lisboa entre en vigor antes de fin de año, aunque el presidente del país, el euroescéptico Vaclav Klaus, intente por todos los medios retrasar su firma, necesaria para la ratificación.

El ejecutivo de Praga asegura que su caso no es comparable al de los irlandeses, que han tenido que decir sí o no al Tratado, el caso checo es sólo cuestión de tiempo.

El presidente checo, Vaclav Klaus/Foto: Earth Times

El gobierno de la República Checa quiere tranquilizar a sus socios europeos. Si, como se prevé, el resultado del referéndum irlandés abre la vía para la ratificación del Tratado de Lisboa, el principal obstáculo quedaría en Praga y en el declarado objetivo del presidente checo, Vaclav Klaus, de que Lisboa no entre en vigor.

Según declaraciones del ministro checo para asuntos europeos, Stefan Fule, recogidas por The Irish Times, el compromiso checo con la UE para sacar adelante el Tratado se mantiene. «No hay segundas intenciones». Fule asegura que en la República Checa el debate no es sí o no al Tratado, como en Irlanda, es sólo una cuestión de tiempo.

El ministro checo teme que la posición del presidente Klaus esté restando credibilidad a su país en Europa y asegura que el Tratado es una cuestión de responsabilidad e interés nacional.

Sin embargo, Klaus dijo ayer a la televisión checa que le agradaría un no en Irlanda y que él no firmará el tratado hasta que el Tribunal Constitucional checo se pronuncie. Un grupo de parlamentarios euroescépticos presentó esta semana un recurso contra el Tratado con el argumento de que Lisboa transforma a la UE en un «superestado». La resolución del Tribunal podría retrasarse varios meses.

En el Reino Unido, el líder tory, David Cameron, confía en ese retraso para ganar tiempo. Su objetivo es llegar hasta la primavera sin Tratado. Cameron espera ganar las elecciones y convocar un referéndum.

El Comisario europeo de empleo, el checo Vladimir Spidla, recordaba ayer a Klaus que con su actitud hacia la UE no está cumpliendo con sus obligaciones constitucionales.

El ministro checo para asuntos europeos marca distancias con su presidente, pero advierte que la presión de los gobiernos europeos sobre Praga puede ser contraproducente. euroXpress