Las futuras guerras, según predicen los expertos, serán sobre el agua, no sobre el petróleo. El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, alertó el año pasado de que la escasez de agua no solo contribuirá a la pobreza sino que también causará conflictos sociales e impedirá el desarrollo.
Aun más importante, explica, «crea tensiones en regiones propensas a conflictos», como Oriente Medio, «y demasiado frecuentemente, donde necesitamos agua, hallamos armas». Esto último se aplica en especiala las naciones del Golfo, cuya compra de armamento está en alza, gracias a los recursos generados con la venta de petróleo,.
La paradoja de la región la describió especialmente bien un funcionario kuwaití de nombre desconocido que una vez afirmó: «En cualquier lugar donde cavamos en busca de agua, hallamos petróleo».
En la primera Cumbre Internacional del Agua que se celebra en Abu Dhabi, más de 30.000 participantes, incluyendo líderes políticos y empresariales, han discutido este miércoles la formulación de una estrategia que reconozca la importancia de ese recurso para la estabilidad política y económica de la región. Como dijo el martes al inaugurar la cumbre el príncipe heredero de Abu Dhabi, el jeque Mohammad bin Zayed Al Nahyan: «Para Emiratos Árabes Unidos, el agua es hoy más importante que el petróleo».
Munqeth Meyhar, de la oficina para Oriente Medio de la organización Amigos de la Tierra, nos dijo que la región había experimentado muchos problemas medioambientales en los últimos tiempos, incluyendo el cambio climático. Los recursos hídricos se vuelven cada vez más escasos, especialmente para los millones de personas que ya carecen de acceso al agua potable.
Señala que algunos de esos países, como Arabia Saudita, Iraq y Yemen, afrontan problemas específicos que requieren una atención inmediata. «Un factor que comparten todos los países en Oriente Medio es su falta de recursos hídricos y su mala administración del agua», afirma Meyhar, que sigue de cerca la crisis del agua en la región.
Medio Oriente tiene una de las reservas de petróleo más grandes del mundo, que produce la mayor parte de la riqueza de la región. Aun así, el clima y el ambiente hacen la vida difícil para sus habitantes, señala.
La región requiere importantes recursos hídricos y tierra adecuada para la agricultura. Pero gran parte del suelo disponible para producir alimentos ha quedado arruinado por la desertificación, que constituye un problema creciente, con enormes efectos en países como Iraq, Jordania y Siria, prosigue Meyhar.
Las causas universales de la propagación de los ambientes áridos son las prácticas agrícolas inadecuadas y el pastoreo excesivo. La agricultura utiliza el 70 por ciento del agua de Oriente Medio. En la región es normal que se arruinen muchas tierras por una irrigación excesiva, mientras que las sequías se hacen cada vez más frecuentes, indica.
Informes de inteligencia de Estados Unidos proyectan un sombrío escenario para el futuro: conflictos étnicos, tensiones regionales, inestabilidad política e incluso genocidios por causa de la escasez de agua. En la próxima década, «muchos países importantes para Estados Unidos seguramente experimentarán problemas de agua, como escasez, mala calidad o inundaciones, que contribuirán al riesgo de inestabilidad y fallos en los estados, además de incrementar las tensiones regionales», indica la Evaluación Nacional de Inteligencia de Estados Unidos de marzo de 2011.
En julio de ese año, el presidente del estadounidense Consejo Nacional de Inteligencia, Chris Kojm, pronosticó que, para 2030, casi la mitad de la población mundial, actualmente de más de 7.000 millones de habitantes, vivirá en áreas con dificultades relacionadas con el agua, incrementando la probabilidad de grandes matanzas.
Meyhar señala que la árida Jordania sufre una severa escasez de agua. El coste del recurso en ese país se ha incrementado un 30 por ciento en los últimos 10 años, debido a la disminución de las reservas subterráneas, explica. En ese periodo, Jordania no ha podido producir suficiente alimento para su población.
Según Meyhar la escasez de agua ha afectado a la calidad de vida de los jordanos en las zonas rurales, y esto ha originado un gran éxodo hacia las grandes ciudades. Este es un problema común a todos los países de Oriente Medio. Consultado sobre la desalinización, el experto dice que las plantas para realizar ese proceso necesitan a su vez demasiada agua para la región.
El Setenta por ciento de las plantas de desalinización en el mundo están ubicadas en esa región, en su mayoría en Arabia Saudita, Bahrein, Emiratos y Kuwait. Israel se está acercando a este grupo a un ritmo acelerado. Aunque esas plantas producen el agua necesaria para esa región tan árida, generan daños a la salud y al medioambiente.
El agua de mar usada en la mayoría de las plantas de desalinización tiene grandes cantidades de boro y bromuro, y el proceso solo puede eliminar minerales esenciales como el calcio. Además, la sal retenida se devuelve por lo general a los océanos, incrementando su salinidad y afectando así más aún al medioambiente. Además, el proceso de desalinización consume mucha energía, indica Meyhar. Ese alto consumo de energía deriva en un aumento de los precios, que afecta a los consumidores.
Las plantas de desalinización pueden ayudar a aliviar la carencia de agua potable, pero también contribuyen a un uso excesivo de los recursos naturales. «En nuestra opinión, la reforma del sector del agua en su uso doméstico, agrícola, turístico e industrial es el primer paso hacia la solución de los desafíos de Oriente Medio», concluye Meyhar.
La Cumbre Internacional del Agua, que se clausura este jueves, ha lanzado el Proyecto Torrente, que procura conectar a diferentes actores para buscar soluciones a los problemas del agua. Se espera que los países del Consejo de Cooperación del Golfo (Arabia Saudita, Bahrein, Emiratos, Kuwait, Omán y Qatar) inviertan más de 100.000 millones de dólares en la región para este proyecto.