Florencia despide los debates del Foro Social Europeo con llamadas a la acción que, por falta de un consenso mayor, sustituyen a una declaración final más concreta contra las instituciones de la Unión Europea. Después de cuatro días de debates e intentos de convergencia, Firenze 10+10 ha acordado las jornadas de lucha para los próximos meses, con el punto más álgido en la movilización convocada contra la cumbre del Consejo Europeo de marzo.
No es la única fecha acordada por las diferentes sensibilidades presentes en el Foro: la ya anunciada huelga general del 14 de noviembre, el Día Mundial del Migrante el 18 de diciembre; y para 2013, acciones contra los bancos entre el 23 y el 27 de enero, movilizaciones feministas contra las medidas de austeridad y la deuda el 8 de marzo, el Foro Social Mundial en Túnez entre el 26 y el 30 de marzo, blockuppy Frankfurt en mayo, Alter Summit en Atenas a principios de junio y la cumbre alternativa al G8 también en junio en el Reino Unido.
La variedad de las posturas sobre cómo hacer frente a la actual Unión Europea quedó patente en el evento final, que durante cuatro horas trató de llegar a un acuerdo mayoritario entre los movimientos. Modificar la actual Unión Europea o construir otra Europa. Ésa fue la cuestión. Y el resultado: las llamadas a la acción que concretan el cuándo pero no el cómo, junto a cinco textos conclusivos de cada una de las líneas de trabajo principales del Foro además de varios añadidos por parte de diferentes colectivos.
«Hemos dado un gran paso adelante juntos, especialmente hacia una serie de días comunes de acción, que serán potentes y también tendrán incidencia local, tratando de tender puentes entre la Europa del Norte y la del Sur, entre la Europa del Oeste y la del Este», considera Brid Brennan, una de las coordinadoras del Transnational Institute. Pero las sensaciones sobre los resultados de Firenze 10+10 son diversas. Fueron los griegos quienes con más enfado expresaron la escasa fuerza del resultado: «Los días importan pero no llevan a nada si no van acompañados de la acción». «Todo esto en ridículo, cuando regresemos a casa, ¿qué vamos a decir a nuestras familias?», se preguntaron.
«Es un primer paso para converger contra las políticas de UE», expone Tom Kucharz, de Ecologistas en Acción, quien reconoce que ha habido una «irresponsabilidad colectiva» porque «no hemos sido capaces de hacer un documento más sustancial en el que se ponga quiénes son los responsables de lo que sucede. Nos falta trabajo para construir sobre la mayoría de las cosas que nos unen y no dejar que las cosas en las que no tenemos consenso bloqueen el resto».
Las ausencias de Firenze 10+10
Unas 2.500 personas de más de una veintena de países se han dado cita durante los cuatro días que ha durado Firenze 10+10, del 8 al 11 de noviembre, en la ciudad italiana de Florencia. Una cifra alejada de las estimaciones iniciales de la organización, que soñó con 5.000 personas, y más alejada todavía de las 60.000 que se reunieron en el mismo sitio hace diez años, lo que provocó que esta vez muchas de las salas de discusión presentaran un aforo excesivo para los presentes en la Fortezza da Basso.
Brid Brennan también echó de menos «que apenas ha habido representación o voces de inmigrantes, refugiados y excluidos, como los 'roma'. Ellos son parte de las nuevas fuerzas en Europa a la hora de oponerse al neoliberalismo y construir una Europa nueva. Es responsabilidad de todos preguntarnos por qué estos colectivos no han estado siquiera presentes».
Más allá de las llamadas a la acción y las confrontaciones, el Foro Social Europeo deja Florencia con la creación de nuevas redes de ámbito europeo y el reforzamiento de las ya existentes, casos de la red de economistas progresistas, los antinucleares, las feministas, los estudiantes y la del agua pública y como bien común.
Precisamente una de las voces más conocidas del movimiento de este último movimiento en Italia, Renato di Nicola, subraya que es fundamental que por lo menos las redes que existen empiecen a reunirse. «Este Foro sirve porque tiene el sentido europeo y porque el resultado no es un largo listado de propuestas, como pasó en los anteriores Foros Sociales Mundiales, que se tradujeron en inacción».