El MEDE, en inglés ESM (European Stability Mechanism), fue creado por el Consejo Europeo en marzo de 2011, sustituyendo a los fondos de rescate provisionales de la UE, el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera y el Mecanismo Europeo de Estabilidad Financiera.
Es un organismo internacional que sirve de herramienta a los países de la moneda común para garantizar la estabilidad financiera de la zona euro. Entra en vigor tres meses después de lo previsto por el retraso en su aprobación en los distintos estados que lo comparten.
El MEDE tiene una capacidad de intervención de hasta 700.000 millones de euros, de los cuales, 80.000 millones serán capital desembolsado en los dos próximos años por los estados que participan. Los mayores contribuyentes del fondo serán Alemania (casi 190.000 millones de euros), Francia (142.700 millones) e Italia (125.400 millones). España es el cuarto accionista y, de acuerdo a su contribución al BCE, aportará 9.523 millones como capital desembolsado y otros 73.000 millones, como capital movilizable y garantías.
Se ha planteado hasta cuadruplicar su capacidad hasta los 2 billones de euros para poder garantizar hipotéticos rescates de países grandes de la zona euro como España o Italia, pero no hay unanimidad entre los socios.
El fondo de rescate permanente podrá hacer préstamos a los países de la eurozona que soliciten ayuda financiera. Técnicos de la llamada troika que forman la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional, deberán evaluar los riesgos de las posibles operaciones y negociar el programa con las condiciones que considere oportunas.
Entre sus funciones además figuran emitir bonos u otros instrumentos de deuda en los mercados financieros para obtener financiación, intervenir en los mercados primarios y secundarios de deuda soberana de los países del euro y recapitalizar instituciones financieras.
El consejo de gobernadores del MEDE está formado por los ministros de Finanzas de la eurozona. Participan también el presidente del BCE y el comisario de Asuntos Económicos, en calidad de observadores.
Según se aprobó en el Consejo Europeo de junio, el MEDE podrá intervenir en el saneamiento de la banca europea, pero para eso es necesario que antes se cree un mecanismo de supervisión bancaria, cuya puesta en marcha es objeto de polémica ahora en la eurozona, porque Alemania, Holanda y Finlandia pretenden retrasarlo, en contra de la opinión de los países que más pueden necesitar rescates, como España e Italia, apoyados por la Comisión Europea, que propone su lanzamiento el próximo uno de enero.