En su último informe económico, el FMI adjudica a la República Portuguesa una mejora en las previsiones de crecimiento para este ejercicio, pasando del 1,2 por ciento previsto inicialmente al 1,5 por ciento. Cifra esta última con la que trabajaba ya el Ejecutivo conservador dirigido por Pedro Passos Coelho. Pero los técnicos del FMI también han tirado de las orejas a Portugal y le han pedido que ponga en marcha las «reformas pendientes».
Entre otras medidas, la institución internacional advierte de que el ritmo de creación de empleo es insuficiente (la actual tasa de paro ronda el 13 por ciento), y critica por ello la subida del salario mínimo. El aumento hasta los 500 euros, después de tres años congelado, es para el FMI un «incremento prematuro adicional» que reducirá las oportunidades de que los trabajadores con menor formación puedan pasar desde la situación de paro a la de empleados. «Aunque los salarios mínimos pueden ser útiles para prevenir abusos sobre los trabajadores y fijan un suelo de ingresos, los incrementos excesivos pueden perjudicar a los mismos a los que tratan de ayudar y el Gobierno cuenta con herramientas más eficaces para combatir la pobreza», apunta.
Además de esta crítica, el organismo internacional insta a Lisboa a acometer reformas estructurales que permitan acelerar la creación de puestos de trabajo, aprovechando el «contexto favorable» que dibujan el tipo de cambio y el precio del petróleo. También pide reformas en el sector público, como por ejemplo las dirigidas a mejorar la capacidad de respuesta de la Administración y de las entidades del sector público, así como rebajas en los costes de la energía y de la infraestructura de transporte, sobre todo en los puertos.
El FMI espera que «la recuperación económica de Portugal se fortalezca este año. Bajo el programa de ajuste, graves desequilibrios fueron corregidos, el crecimiento fue restaurado y el desempleo empezó a declinar. Aun así, persisten desafíos que exigen reformas estructurales», recoge el texto del Fondo. «Con las políticas actuales, la creación de empleo en los próximos años sería insuficiente, particularmente entre los trabajadores con baja cualificación», añade el informe.
Esta alerta llega días después de otra similar realizada por el Eurogrupo, que ha pedido nuevas medidas para bajar el déficit presupuestario. En noviembre, el FMI ya cuestionó el optimismo del Gobierno de Passos Coelho y lamentó que el espíritu reformador de Portugal haya «flaqueado» desde que recuperara su autonomía financiera, el pasado mayo. Al contrario que hace unos meses, en esta ocasión la revisión del FMI no menciona, como excusa para que los conservadores hayan reducido la aplicación de nuevas medidas, la cita electoral prevista para el próximo otoño y para la que las encuestas apuntan como ganador al Partido Socialista. Una crítica que no gustó en Lisboa.
Una deuda en aumento
Según ha publicado el diario portugués Público, el país debe al Fondo Monetario Internacional 30.400 millones de euros, 3.700 millones de euros más que días antes de la salida de la troika de Portugal, cuando la deuda se situaba en los 26.670 millones de euros. La razón de esta diferencia radica en la fuerte depreciación del euro frente a las monedas internacionales, lo que encarece el euro; y también al préstamo que Portugal tiene que pagar en SDR (el acrónimo en inglés de los Derechos Especiales de Giro, que es la 'moneda sintética' utilizada por el FMI en sus reclamos).
De momento, tanto el Eurogrupo primero como el Fondo Monetario Internacional han puesto en evidencia que aún queda tiempo por delante hasta que Portugal pueda o le dejen caminar solo.