El español José Viñals, responsable del departamento de Mercados Monetarios y de Capital del FMI, ha señalado que «el crédito no fluye de forma adecuada hacia la periferia del euro» esto hace que la zona esté inmersa en una persistente inestabilidad que la convierte en una de las principales amenazas para los mercados financieros mundiales, ha añadido.
El FMI en el informe de Estabilidad Financiera Mundial http://www.imf.org/external/spanish/pubs/ft/gfsr/2013/01/pdf/sums.pdf que publica cada mes de abril, urge a continuar con las medidas económicas para evitar la reaparición de riesgos que conviertan en «crónica» la crisis financiera mundial.
En la rueda de prensa se ha hablado de los «riesgos antiguos» emanados directamente de la crisis y de otros «nuevos» en un horizonte no tan lejano originados por las medidas que se han implementado para luchar contra esa crisis. Resumiendo y leyendo entre líneas: la crisis ha sido mala pero las medidas que se han puesto en marcha para combatirla no han sido mejores. ¿Consejo?, sigamos como estamos e intentemos salvar alguna ropa.
La promesa que Mario Draghi hizo en septiembre de que estaba dispuesto a comprar deuda soberana tranquilizó a los mercados y redujo las tensiones financieras en la zona euro, pero el tiempo ha pasado y esa promesa «virtual» va dejando de hacer efecto por lo que «esa dinámica podría cambiar» en cualquier momento.
La receta del FMI para hacer frente a posibles riesgos es acelerar la unión bancaria, pero ahí ha chocado de frente con Alemania que inmediatamente ha negado que la esté frenando.
El portavoz del ministerio de Finanzas alemán Martin Kotthaus ha dicho en Berlín que en el último año se han dado muchos pasos para la creación del supervisor común, aunque la unión no es cosa que se pueda hacer de la noche a la mañana. Es necesario un cambio en los Tratados y eso, desgraciadamente, llevará años.
No todos piensan igual, en Bruselas fuentes del Servicio Jurídico del Consejo opinan que no haría falta la modificación. Es difícil dejar de pensar que esas reticencias alemanas a asumir riesgos comunes no tienen algo que ver con las elecciones que en septiembre tendrán lugar en el Bundestag, parlamento federal alemán.