Herman van Rompuy ha dicho en el Parlamento que sin el presupuesto «sólo podemos comprometer cantidades de año en año, lo que supondría un grave revés en toda Europa para científicos, entidades benéficas y universidades, para autoridades locales y regionales», pero el argumento no parece que vaya a conmover a unos diputados convencidos de que el presupuesto es tan restrictivo que condenaría prácticamente a la UE a no crecer durante siete años.
Los líderes europeos acordaron en el pasado consejo del 8 de febrero un presupuesto de 960.000 millones de euros, un 3 por ciento por debajo del actual, para 2014 a 2020 y un nivel de pagos de 908.000 millones de euros. El Parlamento europeo debe dar el visto bueno o rechazarlo en cuyo caso los presupuesto se pactarían año a año.
En su primera reunión para debatir el presupuesto los eurodiputados los han calificado de «inaceptables», no piden más dinero sino flexibilidad para que se puedan trasladar fondos de un año a otro y de una partida a otra y además una cláusula de revisión.
El presidente del grupo popular, Joseph Daul lo ha dicho con claridad «lo que queremos es un compromiso fuerte sobre una cláusula de revisión en dos o tres años que permita al nueva Parlamento (el que salga de las urnas en 2014) revisar este presupuesto, porque no aceptaremos nunca un presupuesto de austeridad durante siete años». Por su parte el presidente del grupo socialista Hannes Swoboda, se ha expresado en el mismo sentido.
El líder de los liberales, Guy Verhofstadt, ha dicho que «no son unas perspectivas financieras que el Parlamento Europeo pueda aceptar. Creo que la única posibilidad es que se introduzca una cláusula de revisión o una cláusula de expiración».
La portavoz de los verdes, Isabelle Durand, ha dicho que se podrían pactar presupuestos anuales y volver a negociar el plurianual después de las elecciones. El único grupo que se ha mostrado de acuerdo con el presupuesto ha sido el de Conservadores y Reformistas Europeos, al que pertenecen los tories británicos a los que les parece un presupuesto «equilibrado, pragmático y sensible».
Para el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, el presupuesto es mucho menor del que hubiera querido la Comisión y ha dado ejemplos, la cifra de inversión en infraestructura que inicialmente era de 50.000 millones de euros se ha quedado en 24.000 millones.