El acuerdo que se persigue es imprescindible para poder firmar el memorándum de ayuda financiera a la banca española a finales de julio. Sin embargo, se seguirá manejando el tope de 100.000 millones de euros prometidos por los socios de la eurozona a España, hasta que se conozca el informe de las cuatro auditorías encargado por el gobierno. Las consultoras Roland Berger y Oliver Wyman han calculado que la banca necesitará entre 51.000 y 62.000 millones de euros, en dos años y si el escenario económico se presenta muy adverso.
También queda pendiente fijar el plazo de devolución, que el gobierno español confía en que sea de 15 años o más, con un periodo de carencia de entre 5 y10 años y con un tipo de interés entre el 3% y el 4%.
El borrador de memorándum que han negociado expertos españoles y de la Comisión Europea, el BCE, la Autoridad Bancaria Europea y el Fondo Monetario Internacional, debe recoger además las condiciones para el sector financiero español, qué entidades recibirán ayudas, qué planes de restructuración deben hacer, venta de activos, cierre de oficinas y segregación de activos inmobiliarios.
Este último concepto es que puede presentar novedades. Según algunos medios, se trata de crear uno o varios bancos malos, que agrupen los activos tóxicos de las entidades. Si finalmente es el FROB el que se encargue de la administración y venta de esos activos, también correrá con las pérdidas que haya.
La recapitalización directa a la banca sin pasar por el Estado, decidida en el último Consejo Europeo, es también motivo de polémica entre los miembros de la eurozona. No solo por el rechazo planteado por Finlandia y Holanda, sino por una cuestión de plazos.
El ministro alemán de Hacienda, Wolfgang Schauble, aseguraba este domingo en El País que las ayudas directas a la banca española no llegarán este año, porque antes debe crearse un supervisor bancario europeo con participación del BCE y eso no será realidad en 2012. Sin embargo, el ministro francés de Economía, Pierre Moscovici, defendía también este domingo la posición contraria y pedía una actuación rápida para recapitalizar a la banca española, acogiéndose a los acuerdos de la última cumbre europea.
El Consejo Europeo acordó aprobar las ayudas y canalizarlas a través del fondo de rescate provisional, el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera, para que después se encargue el mecanismo de rescate permanente, Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), cuando entre en funcionamiento, con poder para inyectar dinero directamente a los bancos sin que los préstamos tengan que hacerse a través de los Estados.
Todas estas dudas sobre el rescate bancario español llevaron el viernes la prima de riesgo a cerrar en 563 puntos y la rentabilidad de la deuda a diez años hasta el 6,95%.