Han sido días en vilo, pendientes de las negociaciones entre las fuerzas políticas griegas para aceptar el drástico programa de recortes que pide la troika como contrapartida a la ayuda financiera. A medianoche, un comunicado del gobierno griego afirma que «ha habido un amplio acuerdo sobre todos los puntos con una excepción, que requiere más discusiones con la troika y que tendrán lugar inmediatamente en vista de la reunión del Eurogrupo».
La nota aclara que la formación ultraderechista LAOS ha expresado serias reservas. Los socialistas del PASOK y los conservadores de Nueva Democracia habrían respaldado las tesis del primer ministro, Lucas Papademos, para acceder a las exigencias internacionales.
El presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, había dicho que no se convocaría la reunión de la eurozona mientras que Grecia no aceptara los nuevos recortes, de modo que la cita de hoy levanta buenas expectativas. La solución es urgente porque Grecia necesita 14.500 millones de euros antes del 20 de marzo, fecha en la que tiene que hacer frente a vencimientos de su deuda.
La concesión del segundo rescate está condicionada al compromiso del gobierno griego de hacer nuevos y durísimos ajustes sociales, a la vez que se exige el acuerdo entre Atenas y la banca internacional sobre la condonación del 50% de su deuda.
Tras la huelga general del martes contra las medidas de austeridad, el gobierno Papademos tendrá que aceptar recortes por valor de unos 3.300 millones de euros. Ya se ha aprobado una reducción de 15.000 empleos en el sector público pero hay mucho más: una reforma laboral que incluye una rebaja del salario mínimo hasta los 600 euros, el recorte de las pensiones que superen los 1.000 euros y una disminución de complementos salariales. Se dice que la troika habría aceptado mantener las catorce pagas de los trabajadores.