Los «nacidos libres» representan aproximadamente dos millones de los 31,4 millones de electores en ese país de 53 millones de habitantes, pero la escasa proporción de los que se inscribieron para votar desconcierta a políticos y analistas. Los jóvenes de 18 a 20 años no vivieron la lucha contra el régimen segregacionista blanco del apartheid impuesto entre 1948 y 1994, pero se enfrentan a luchas propias de gran magnitud, como el desempleo abismal, la corrupción institucional, las pandillas, la violencia, el VIH/sida, la desigualdad de ingresos y la falta de acceso a la educación.
Sin embargo, solo un tercio, unos 683.000 nacidos libres, se han registrado para votar, según datos de la Comisión Electoral Independiente de Sudáfrica. Para los expertos no está claro si la falta de interés se debe a la apatía, una tendencia mundial entre los jóvenes, o a algo completamente distinto. «Es probable que la juventud considere sus actividades políticas y sus responsabilidades sociales de una manera muy diferente a la de las generaciones de sus padres y abuelos», analiza el vicerrector y director de la Universidad de Witwatersrand, Adam Habib. «La apatía... es una tendencia mundial. La juventud de Sudáfrica no es distinta a los jóvenes estadounidenses, británicos, europeos o indios. Sería injusto calificarlos de apolíticos en su conjunto».
Con frecuencia, los jóvenes no consideran las elecciones ni el activismo político como un deber, según Habib, en parte porque están decepcionados por la falta de progresos desde las elecciones de 1994 que inauguraron la democracia. «La gente se siente dislocada. Siente que los políticos no defienden sus intereses. Siente que el voto no hace ninguna diferencia», explica Habib. El académico cree que las cifras de desempleo juvenil y desigualdad de ingresos de los jóvenes son «precarias» y advierte que los políticos tienen que resolver estos problemas si pretenden atraer el voto de la juventud.
Habib señala que más del 40 por ciento de la población sudafricana es menor de 20 años por lo que es crucial que los partidos políticos reevalúen sus propuestas y atiendan las necesidades de los jóvenes. Los nacidos libres constituirán alrededor de un tercio de los votantes en las próximas elecciones generales de 2019, explica. «El impacto» de los nacidos libres «cambiará fundamentalmente la manera en que la sociedad piensa, se comporta, refleja sus retos, protesta contra las atrocidades».
«¿Sabes lo que están pensando? ¿Sabes lo que quieren? ¿Sabes si el sistema que estás proponiendo puede atender sus inquietudes?», se pregunta el director de la Universidad de Witwatersrand. Hará falta algo más que mensajes de texto, anuncios de Youtube y campañas en los medios sociales para conquistar a los votantes jóvenes, agrega.
Una reciente encuesta realizada por investigadores independientes de la empresa FutureFact entre 262 nacidos libres de zonas urbanas y rurales revela que el 64 por ciento de los entrevistados tienen «escaso o nulo interés» en la política. Xolisa Ngcwabe, de 20 años, es un nacido libre que no votará el miércoles. Cursa sus estudios en un colegio de Ciudad del Cabo y dice que el sistema político ha fallado a los jóvenes. «En verdad no me interesa votar porque no creo que mi voto cambie algo», explica.
«El gobierno tiene que ofrecer resultados y no lo ha hecho», dice Ngcwabe en referencia a que la administración del Congreso Nacional Africano (CNA) ni siquiera suministra servicios básicos como agua corriente, libros de texto escolares y baños que funcionen en los asentamientos informales y municipios empobrecidos. Ngcwabe es uno de los muchos desilusionados con el presidente Jacob Zuma y el CNA, el partido que gobierna en Sudáfrica desde que Mandela ganó las elecciones.
Según el sondeo de FutureFact, alrededor del 70 por ciento de los encuestados consideran que el CNA se está alejando de los principios democráticos que tanto luchó para poner en práctica, y el 75 por ciento es pesimista sobre el futuro de Sudáfrica debido a la falta de transparencia del gobierno y a su incapacidad para aplicar las decisiones políticas.
A los votantes nacidos libres les tiene sin cuidado quiénes protagonizaron la lucha contra el apartheid, algo que los partidos sacan a relucir a menudo para obtener respaldo, según la analista política Susan Booysen. «Las conversaciones de grupos de referencia juveniles, y en particular de jóvenes negros, rara vez se refieren a la lucha de liberación y a la necesidad de recompensar al CNA por la libertad conquistada», escribe Booysen en el informe «Veinte años de democracia sudafricana: opiniones de los ciudadanos sobre derechos humanos, gobernanza y sistema político».Los partidos deben tomar en cuenta que los nacidos libres, como Alexandra Goldberg, de 20 años, no tienen interés por el pasado, agrega. «Siento que el gobierno no sabe lo que está haciendo y que culpa al apartheid de todo como un mecanismo de defensa», explica esta alumna de la Universidad de Ciudad del Cabo. «Es muy frustrante. Miremos hacia adelante y busquemos un objetivo real».
Pero, al contrario que a otros jóvenes, esa frustración empujó a Goldberg a las urnas, junto con el consejo de su padre. «Mi papá planteó un buen argumento: si no votas luego no te puedes quejar. Con la historia de Sudáfrica, no votar es como una bofetada en la cara. Se luchó tanto por el voto», reflexiona la joven. Victor Hlatshwayo, de Vereeniging y con 19 años, está de acuerdo y añade «quiero poder elegir. He oído que no votar es como hacerlo por el CNA. Yo estoy averiguando sobre todos los partidos, escuchando lo que dicen y viendo lo que en realidad hacen».