Publicado hoy, el informe apunta que el paro disminuirá ligeramente en los próximos 18 meses en los países de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, que engloba a los 34 Estados más influyentes), para alcanzar una tasa de un 7,4 por ciento a mediados de este año y de un 7,1 por ciento a finales de 2015. En total, casi 45 millones de personas no tienen empleo en los países de la OCDE, 12,1 millones más que antes de la crisis. En todo el mundo, se estima que 202 millones de personas están desempleadas, y un número muy superior cuenta con trabajos mal pagados y precarios.
La evolución del paro en 2015 va a ser muy diferente según países. Algunos seguirán con niveles altos, como España (en torno al 24 por ciento) y Grecia (27 por ciento). En la zona del euro, la tasa de desempleo pasará del 11,6 por ciento de 2014 al 11,2 por ciento previsto para finales de 2015. Se mantendrá por encima del 10 por ciento en Italia, Portugal, Eslovaquia y Eslovenia, mientras que debería estar por debajo del 5 por ciento en Austria, Alemania, Corea, Islandia, Japón, México, Noruega y Suiza.
La lectura más positiva se la lleva España, donde se esperan «las mayores caídas del desempleo entre el cuarto trimestre de 2013 y el cuarto trimestre de 2015, con una bajada de 2,2 puntos porcentuales», apunta el informe de la OCDE. Por la misma senda estarían Irlanda (-2,1), Eslovaquia y EEUU (-1,1).
El impacto de la crisis sobre los salarios
La OCDE también analiza el impacto de la crisis sobre los salarios y muestra que el crecimiento de los mismos es casi cero desde 2009. En algunos países como el Estado español, Grecia, Irlanda y Portugal, en los que la crisis ha golpeado de manera más dramática, los sueldos cayeron entre un 2 por ciento y 5 por ciento por año, lo que provoca graves dificultades para algunos trabajadores. Una bajada que tiene repercusiones importantes sobre los ingresos de los hogares y acentúa las dificultades económicas.
En los países más afectados, especialmente en el sur de Europa, ha habido un aumento del desempleo estructural y la recuperación económica no es necesariamente suficiente para lograr una mayor inversión. Los líderes, considera la OCDE, deben centrarse en medidas para ayudar a desempleados de larga duración a volver al trabajo, a través de programas de asistencia más personalizada en la búsqueda de empleo y la formación.
«Si los recortes salariales han ayudado a minimizar las pérdidas de empleo y a restaurar la competitividad en países que experimentaron grandes déficits antes de la crisis, las nuevas reducciones podrían ser contraproducentes y no estimular el empleo o la demanda. Los gobiernos de todos los países, incluidas las economías emergentes más importantes, deberían dar prioridad a fortalecer el crecimiento económico. Para lograr esto, la mejor manera es llevar a cabo reformas estructurales para promover la competencia en mercados de bienes y servicios y por lo tanto aumentar la inversión, la productividad, el empleo, los salarios y el bienestar», ha apuntado el secretario general de la OCDE, Ángel Gurría, durante la presentación del informe en París.
Desde la OCDE consideran también que los responsables políticos deben velar para que los ajustes salariales no se concentren en los sueldos más bajos. Insiste además en la importancia de un salario mínimo obligatorio, que debería ser implementado en 26 países de la OCDE así como en varias economías emergentes. Tampoco se olvida de los suplementos a los sueldos obtenidos, que pueden ayudar a mantener los ingresos de los trabajadores de bajos salarios. Por último, el informe hace hincapié en que el desempleo de larga duración ha alcanzado probablemente su pico.