La posibilidad de que el Kremlin haga alguna concesión en materia de desarme nuclear está más lejos que nunca, porque el presidente ruso Vladimir Putin y su par estadounidense Barack Obama aprovechan la actual tensión entre sus países para fortalecer sus propias agendas políticas, según señalan los expertos.
En un discurso que ofreció en junio en Berlín, Obama abogó por una disminución drástica de las armas nucleares, lo que generó esperanzas de que se pudiera plantear una reducción de los arsenales atómicos en una cumbre prevista para 2016.
El presidente estadounidense también promovió lo que será la primera reunión de alto nivel de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas sobre desarme, prevista para este mes.
Pero como Rusia concedió asilo al exfuncionario de inteligencia que reveló secretos de Estados Unidos, Edward Snowden, y como consecuencia Washington canceló la cumbre entre Obama y Putin, algunos analistas creen que la Casa Blanca podría utilizar este distanciamiento como pretexto para no realizar avances en materia de desarme.
Y el Kremlin, por cierto, está más que contento de hacer lo mismo.
Nikolai Sokov, del Centro para el Desarme y la No Proliferación de Viena, dice: «Lo que promueve el desarme nuclear en ambos países es la política interna, no la externa» (...) «La confrontación es útil para la agenda política rusa, así como para las autoridades estadounidenses con la suya. El impasse actual les sirve a ambas partes».
Añade que «Rusia no tiene necesidad de cambiar su posición en materia de armas nucleares y el presidente Putin no tiene absolutamente ninguna presión interna para hacerlo. No hay nadie en el gobierno ruso en contra, ni siquiera en privado».
Estados Unidos y Rusia controlan el 90 por ciento del arsenal nuclear mundial y desde el final de la Guerra Fría ha habido varios acuerdos para reducir el número de ojivas.
El último llamamiento de Obama apuntaba a que ambos países redujeran un tercio su arsenal.
Pero aun en las mejores circunstancias, históricamente el Kremlin se ha mostrado reacio a realizar recortes drásticos dadas las diferencias armamentísticas de cada uno, porque teme quedar en desventaja.
Moscú también se ha mostrado precavido respecto de los planes de defensa con misiles que Estados Unidos promovió en Europa. Al no tener garantías de que no se usarán contra Rusia, el Kremlin es renuente a realizar concesiones en materia de armas nucleares.
En declaraciones a la televisión local, el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, dijo que solo debe considerarse la disminución de armas nucleares si participan todos los países, una posición defendida por el propio Putin.
Pero las últimas tensiones en la relación entre ambos países dan al Kremlin la posibilidad de atrincherarse en su posición y de obtener réditos políticos con su electorado.
«El público ruso no se opone a la actual posición antiestadounidense. Estados Unidos no tiene una buena imagen en Rusia ahora. La gente observa la situación en Siria y piensa: 'No se puede tratar con los estadounidenses, lo único que quieren es tirar bombas'», precisa Sokov.
«Al público ruso le gusta el tono duro que se está usando con Estados Unidos», nos dice Sokov.
Las últimas encuestas de opinión muestran que los consultados aprueban lo que hizo Snowden y están a favor del asilo otorgado por Moscú.
Los sondeos también muestran que empeora la imagen de Obama.
Algunos analistas en Rusia sostienen que la posición del Kremlin en materia de desarme no es ni siquiera antiestadounidense, sino simplemente una protección normal de los intereses nacionales.
Tatiana Gomozova, editora de política de la radio FM Kommersant en Moscú, opina: «No creo realmente que Rusia se oponga a Estados Unidos sobre este tema, solo piensa en sí misma».
«La verdad es que lo que Obama planteó en Berlín es a largo plazo. Es un objetivo que ni él mismo puede cumplir. Fue más una declaración política que un plan específico. Además, fue un discurso para sus aliados, más que para Rusia» (...) «Pero aunque no está en la agenda actual de Rusia ni de Estados Unidos, no diría que algún día Moscú no vaya a apoyar la idea» de un recorte drástico de armas nucleares.
Si bien los grandes medios de comunicación en Rusia apoyan la línea política del Kremlin sobre muchos asuntos, ha habido algunas voces abogando por un enfoque más conciliador de ambas partes.
Un largo editorial publicado a principios de este mes por el diario Nezavisimaya Gazeta, urgía tanto a la Casa Blanca como al Kremlin a trabajar juntos por la seguridad global, que incluye el desarme nuclear, y a abrir el camino hacia una nueva comunidad internacional más segura.
«Los problemas de desarme nuclear, no proliferación y prevención del terrorismo nuclear recaen principalmente sobre nuestros dos países», señala la columna. «El sentido común indica que, tarde o temprano, Rusia y Estados Unidos tendrán que asociarse para construir un nuevo sistema de política internacional del siglo XXI», puntualiza.
«Es de esperar que ocurra más temprano que tarde, pues el precio de la demora podría ser demasiado alto», añade.
Pero los expertos son pesimistas respecto de que los dos países logren avances en materia de desarme en un futuro cercano.
«Sería bueno para ambas partes lograr un acuerdo de desarme, pero es poco probable que hagan concesiones, y no creo que ocurra nada positivo en un futuro cercano», opina Sokov.