Corea del Norte desafió la semana pasada a la ONU al realizar su tercer ensayo nuclear y el líder supremo de Irán, ayatola Ali Jamenei, se reservó el derecho de su país a poseer armas de este tipo, mientras Israel conserve su arsenal atómico con la bendición implícita del mundo occidental. «Creemos que se deben eliminar las armas nucleares; nosotros no queremos fabricarlas», dijo Jamenei. Pero si Irán se ve forzado a hacerlo, «ninguna potencia podrá detenernos», advirtió.
Mientras el objetivo último de un mundo sin armas nucleares sigue rezagado, el líder de la organización no gubernamental budista Soka Gakkai International (SGI), con sede en Tokio, lanzó la semana pasada una campaña mundial para realizar una cumbre mundial en 2015 con el fin de discutir esta problemática.
Daisaku Ikeda, presidente de SGI, dijo que la reunión de gobernantes del Grupo de los Ocho (G-8) países más poderosos, prevista para 2015, puede ser una «cumbre expandida» que se centre en un mundo sin armas nucleares cuando se cumpla el 70 aniversario del lanzamiento por parte de Estados Unidos de las devastadoras bombas atómicas sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki. «Esta sería una oportunidad adecuada para esa cumbre nuclear», agregó.
Tim Wright, de la Campaña Internacional para la Abolición de las Armas Nucleares, dice que su organización apoya la convocatoria de Ikeda y de otros para iniciar este año un proceso dirigido a lograr un tratado que prohíba estos arsenales. «Urgimos a todas las naciones, incluidas aquellas que son parte de una alianza nuclear, a participar constructivamente en tal proceso».
También será crucial la participación de las organizaciones no gubernamentales, dice, «y una prohibición mundial a las armas nucleares es factible, necesaria y urgente». «Mientras estas armas existan, hay una posibilidad muy real de que sean usadas, ya sea accidental o deliberadamente. Cualquiera de esos usos tendrá consecuencias humanitarias y ambientales catastróficas», explica.
En su Propuesta de Paz 2013, titulada «Compassion, Wisdom and Courage: Building a Global Society of Peace and Creative Coexistence» (Empatía, sabiduría y coraje: Creando una sociedad global de paz y coexistencia creativa) y divulgada la semana pasada, Ikeda hace tres planteamientos concretos.
Primero, convertir al desarme en un tema clave de la agenda económica de la ONU posterior a 2015, incluidos los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Específicamente, propone reducir a la mitad los gastos militares en relación a 2010, y abolir las armas nucleares y todas las demás que se consideren inhumanas en el marco del derecho internacional. Esto debería incluirse como objetivo a cumplir para el año 2030.
Segundo, iniciar el proceso de negociación para una Convención sobre Armas Nucleares, con el objetivo de acordar un borrador inicial para 2015. Japón, como país que ha padecido un ataque nuclear, debería jugar un rol de liderazgo en la concreción del documento, asegura.
Además, debería asumir la clase de medidas de creación de confianza que es necesario predicar para establecer una Zona Libre de Armas Nucleares en el nororiente de Asia, así como crear las condiciones para la abolición mundial de las armas nucleares. «A este fin, debemos participar en un debate activo y multifacético, centrado en la naturaleza inhumana de las armas nucleares para moldear ampliamente la opinión pública internacional», dice Ikeda.
«De ser posible, Alemania y Japón, que son los países anfitriones del G-8 previstos para 2015 y 2016 respectivamente, deberían acordar revertir ese orden, permitiendo la convocatoria a esta reunión en Hiroshima o Nagasaki», señala.
Tercero, una cumbre expandida del G-8 en 2015, que podría desdoblarse en una cumbre nuclear de líderes mundiales. En anteriores propuestas de paz, Ikeda urgió a que la Conferencia 2015 de Evaluación del Tratado de No Proliferación Nuclear se lleve a cabo en Hiroshima y Nagasaki, como vehículo para concretar una cumbre para la abolición nuclear.
No obstante, dijo, los asuntos logísticos relativos a reunir a los representantes de casi 190 países pueden determinar que la cita tenga lugar en la sede de la ONU en Nueva York, como es costumbre.
«En tal caso, la cumbre del G-8 prevista para realizarse varios meses después de la Conferencia de Evaluación del Tratado de No Proliferación Nuclear brindará una oportunidad excelente para que un grupo expandido de líderes mundiales lidie con este asunto crucial», según Ikeda.
Ikeda dijo que los esfuerzos de su organización por afrontar el asunto de las armas nucleares se basa en el reconocimiento de que la existencia misma de estas armas representa la negación última de la dignidad de la vida. «Al mismo tiempo, las armas nucleares sirven como prisma a través del cual percibir nuevas perspectivas sobre integridad ecológica, desarrollo económico y derechos humanos», señala.
A su vez, esto «nos ayuda a identificar los elementos que delinearán el contorno de una sociedad nueva y sostenible, en que todas las personas puedan vivir con dignidad» plantea.