Unos 200.000 millones de euros serán necesarios para financiar las prioridades de la Unión Europea en materia de infraestructuras energéticas durante las próximas dos décadas. La optimización de la interconexión transfronteriza ya existente y la integración en la red de las energías procedentes de fuentes renovables, así como la diversificación del suministro asegurarán el mercado energético europeo del siglo XXI.

La Comisión europea ha definido una serie limitada de corredores prioritarios para el transporte de electricidad, gas y petróleo necesarios para alcanzar los objetivos de la UE en materia de energía. El plan servirá de base para futuras licencias de obra y financiación de proyectos concretos. El Ejecutivo comunitario anima a la cooperación regional entre países y define otros proyecto a más largo plazo como las autopistas europeas de la electricidad.

«La Península Ibérica es casi una isla eléctrica», ha dicho el comisario de energía, Günter Oettinger, por eso uno de los corredores prioritarios será el que llevará la electricidad generada en la península de origen eólico, solar e hidráulico, al resto del continente. El comisario ha sugerido que en este caso además del trazado terrestre se pueden explorar nuevas vías a través del Mediterráneo e incluso del Atlántico. Ha añadido que la interconexión entre España y Francia debería ampliarse desde los 1.400 mw actuales hasta los 4.000 en 2020.

Otro de los corredores es una red eléctrica marítima desde el mar del Norte a Europa Central y septentrional que lleve la energía eléctrica generada en los parques eólicos marinos a los consumidores de las grandes ciudades y que la sobrante se pueda almacenar en las centrales hidroeléctricas de los Alpes y de los países nórdicos. Interconexiones en la Europa sudoccidental para que esa electricidad llegue a todo el continente.

En el sector del gas, son tres los corredores prioritarios con los que se pretende diversificar las fuentes y evitar problemas de encarecimiento o desabastecimiento, el meridional que traerá gas desde el mar Caspio y Oriente Próximo, el del norte que integrará las fuentes de energía del Báltico y el Norte-Sur para eliminar los cuellos de botella que se producen en Europa central.

Bruselas calcula en unos 200.000 millones de euros las inversiones para reforzar las infraestructuras eléctricas y de gas hasta 2020. La mitad de esa cantidad la generará el propio mercado, el resto será aportado por el sector público y privado. El comisario de energía ha adelantado que espera contar con 800 millones de euros del presupuesto comunitario para los próximos cinco años.