El ministro de Agricultura y Pesca de Irlanda, que preside la UE este semestre, ha tenido que confesar que no han podido llegar a un acuerdo sobre todas las exigencias propuestas por el Parlamento Europeo, pero se han acercado.
Una de las condiciones del Parlamento es la de los descartes permitidos. El Parlamento quería aplicar la regla de tolerancia cero, aunque finalmente lo elevó a un 3 por ciento de las capturas totales. El consejo que proponía un 7 por ciento, ha cerrado con un 5 por ciento.
El ministro irlandés ha dicho que todos los países han estado de acuerdo con ese porcentaje, excepto uno del que no ha dado el nombre. Todo indica que podría ser Suecia, que no admite que las capturas de los peces de poco valor económico se devuelva al mar y exige que sean desembarcadas en puerto.
Un comunicado del ministerio español de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, explica que por esta «regla de minimis» alcanzada se aplicará un 7 por ciento los dos primeros años, el 6 por ciento los dos siguientes y el 5 por ciento a continuación y la limitación no será por barco o por marea.
En cuanto a la capacidad pesquera, la Comisión Europea elaborará informes en los que analizará el equilibrio entre flota y recursos, y planes de acción para aquellos segmentos de flota que lo requieran. Si no se cumplen los objetivos, se suspenderán las ayudas comunitarias para los buques de esos segmentos.
Por primera vez las almadrabas estarán consideradas como unidades pesqueras, algo que favorece a España.
Otro de los puntos importantes en estas negociaciones y sobre el que Consejo y Parlamento mantienen posiciones muy diferentes es el Rendimiento Máximo Sostenible (RMS). La Eurocámara quería que se introdujera a partir de 2015, mientras que los veintisiete optaban por hacerlo desde esa fecha de una manera progresiva, «cuando fuera posible» y hasta 2020 como más tarde. Para salvar esa diferencia los ministros han optado por incluir finalmente el concepto de biomasa en el cálculo para que «sea tenido en cuenta» junto al factor de mortalidad.
Los grupos ecologistas no están de acuerdo con estas rebajas y piden a los eurodiputados que se mantengan firmes en las negociaciones. Saskia Richartz de Grenpeace, dice que cuando los gobiernos europeos hablan de medidas «reales y prácticas, a menudo significa que se han conformado con un bajo nivel de ambición».