Unas 230 personas, entre ministros, delegados de los ocho estados árticos, representantes de pueblos indígenas, científicos y observadores han participado en la VIII Reunión Ministerial del Consejo Ártico, celebrada en Kiruna (Suecia) este miércoles 15 de mayo. Un evento en el que se han tomado varias decisiones y que marca el fin de la presidencia sueca, que cede el testigo a Canadá para los próximos dos años.
En la cumbre, los ministros de Asuntos Exteriores de los ocho países que fundaron hace ya 20 años el Consejo Ártico (Canadá, Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega, Rusia, Suecia y Estados Unidos) han decidido incluir a China, India, Japón, Corea del Sur, Singapur e Italia como Observadores Permanentes, es decir, que pueden participar en las reuniones del Consejo y en sus grupos de trabajo pero sin capacidad de decisión directa en este organismo.
La Unión Europea aspiraba a conseguir el mismo estatus pero, de momento, solo ha sido admitida como observadora temporal hasta que se aclaren algunos aspectos relacionados con sus lazos comerciales con Canadá, uno de los ocho países miembros del Consejo, según informó al término de la reunión el titular de Exteriores sueco y actual presidente del consejo, Carl Bildt.
Por su parte, el responsable de Exteriores finlandés, Erkki Tuomioja, les recibía con esta máxima: «Esto tiene que ver con el medioambiente, con preservarlo, mantener el estilo de vida de los indígenas. Creo que el hecho de sentarse en la misma mesa y aprender cuáles son los verdaderos problemas supone un buen proceso de aprendizaje también para ellos».
Gao Feng, jefe de la delegación china en el evento, dijo que el tan esperado estatus de observador para China es una decisión «correcta y sensata» y que será constructiva para la futura cooperación internacional en las cuestiones del Artico.
Aparte de los ocho países miembros -EEUU, Rusia, Canadá, Suecia, Finlandia, Noruega, Islandia y Dinamarca, con sus territorios autónomos de Groenlandia y las Islas Feroe-, el Consejo Ártico contaba ya con seis grupos indígenas como miembros permanentes y 26 observadores, 20 organizaciones y seis países, entre ellos España. El organismo ha ido ganando en visibilidad en los últimos años coincidiendo con la importancia creciente del Ártico a nivel económico y comercial.
A la reunión no asistió el representante de Groenlandia como protesta porque la presidencia sueca ha roto la tradición de permitir que los territorios autónomos daneses tuvieran representación propia en la mesa de negociaciones.
Derrames, cambio climático y otros acuerdos
En la cumbre se firmó la Declaración de Kiruna, que reconoce la importancia de mantener la paz, la estabilidad y la cooperación constructiva en el Artico, así como «la importancia del uso sostenible de los recursos, el desarrollo económico y la protección medioambiental, con especial atención a la mitigación y la adaptación al cambio climático».
En relación a las explotaciones petroleras, veinte organizaciones indígenas árticas, dos de las cuales son miembros permanentes del Consejo Ártico, difundieron una declaración conjunta en la que pidieron la prohibición de prospecciones petroleras marinas en la zona y una moratoria para las prospecciones petroleras en tierra firme. Por su parte, los ministros de Asuntos Exteriores de los ocho países miembros firmaron un convenio jurídicamente vinculante para prevenir los derrames del petróleo en las aguas de la región, informó el canciller ruso, Serguéi Lavrov.
«Es una herramienta eficaz para proteger el medio ambiente del Ártico cuyos depósitos se están abriendo a una exploración activa», resaltó Lavrov. «El acuerdo, añadió, demuestra un gran sentido de responsabilidad de los Estados árticos por la situación regional».
«El interés hacia el Ártico está en alza. Lo confirma en particular el creciente número de aspirantes a la condición de observador en el Consejo Ártico», dijo Lavrov.
Fundado en 1996 con el objetivo de proteger el medio ambiente y los pueblos indígenas, el Consejo Ártico incluye entre sus ocho países miembros a Rusia que ha arrancado en los últimos años varios proyectos para la explotación de reservas de hidrocarburos en el Ártico y ha firmado acuerdos de cooperación con empresas internacionales como Shell, Statoil, Total y ExxonMobil.
Por ésto, los grupos ecologistas dentro y fuera del Consejo, advierten de que posibles accidentes en el Ártico tendrían consecuencias graves debido a la fragilidad del ecosistema regional y la dificultad de limpiar derrames en áreas remotas.
El cambio climático también contribuye a la creciente importancia económica y política del Ártico cuyos territorios son reivindicados por Canadá, Dinamarca, EEUU, Noruega y Rusia ya que las reservas de petróleo y gas en el Ártico se vuelven más accesibles con la subida global de temperaturas y la disminución del casquete glacial.