En sus dos años de funcionamiento, la compañía de comercio electrónico Silk Road recaudó 1.200 millones de dólares en ingresos y acumuló unos 200.000 usuarios registrados en Internet, un éxito que sería el sueño de toda empresa naciente.
Hasta que la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) de Estados Unidos clausuró el sitio de Internet en octubre acusando a la empresa de ser, básicamente, la Amazon.com de las drogas ilícitas. La medida arrojó luz sobre la creciente sofisticación del comercio cibernético que ofrece tanto a los compradores como a los traficantes de drogas el anonimato de la alta tecnología.
En su Informe Mundial sobre las Drogas 2014, publicado el 23 de junio, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) advierte que este tipo de tráfico por Internet plantea desafíos singulares a las autoridades.
«El mercado en línea de las drogas ilícitas es cada vez mayor y más descarado», señala el informe. «De mantenerse la tendencia del pasado, tiene el potencial de convertirse en un popular medio de tráfico de sustancias controladas en los próximos años», agrega.
El avance tecnológico acompaña el crecimiento del tráfico de drogas por Internet. La cantidad de cannabis incautada del servicio postal aumentó un 300 por ciento entre 2000 y 2011, según la UNODC. La mayor cantidad de las incautaciones tuvo lugar en Europa y América, donde se verificaron drogas de alta calidad y sustancias psicoactivas nuevas, añade el informe.
En sus esfuerzos por frenar esta práctica delictiva los gobiernos desmantelaron varias redes en 2013, y el caso más destacado fue el de Silk Road (Ruta de la seda). El FBI detuvo al dueño del sitio web, el estadounidense Ross Ulbricht, un graduado en física de 29 años, e incautó bitcoins por 33,6 millones de dólares.
Silk Road ha sido el sitio comercial más sofisticado y extenso de Internet, donde los traficantes vendían bienes y servicios ilegales, incluidas drogas ilícitas de casi todas las variedades, según el FBI.
Hasta ahora, el valor del narcotráfico en el ciberespacio sigue siendo mínimo en comparación con el tráfico de drogas en general, que asciende a cientos de miles de millones de dólares, según David Hetu, profesor adjunto de criminología en la Universidad de Montreal especializado en ciberdelincuencia.
Pero la tendencia al alza es preocupante. «Vemos un crecimiento exponencial del mercado virtual de drogas», asegura. «Hay una gran cantidad de mercados con un fuerte énfasis en las drogas y los medicamentos», agregó.
Todos los años se producen unas 200.000 muertes derivadas del narcotráfico, y 39 millones de personas tuvieron problemas de consumo o dependencia en 2012, según la UNODC. Aunque en 2013 se estabilizó el consumo de narcóticos en el mundo, la producción ilícita de opio subió a un nivel récord, con Afganistán como principal productor.
Ventajas de la alta tecnología
El comercio de drogas por Internet existe desde los primeros días de la red mundial. Sin embargo, su complejidad se ha acelerado recientemente, dicen los expertos. La tecnología permite a los traficantes la posibilidad de ofrecer bienes y servicios y realizar transacciones de forma anónima.
«Dos tecnologías distintas surgidas en la última década, las redes anónimas como Tor y los sistemas de pago con seudónimo como Bitcoin, han posibilitado la creación de mercados en línea... que brindan garantías de anonimato», explica Nicolas Christin, profesor adjunto de investigación en la Universidad estadounidense de Carnegie Mellon.
«Este es el acontecimiento más importante en el tráfico de drogas por Internet de los últimos tres años», asegura. En su monografía «Viajando por 'Silk Road': análisis de un gran mercado anónimo en línea», Christin observa que los tres principales productos a la venta en el sitio web eran «marihuana», «drogas» y «medicamentos».
El bitcoin, presentado en 2009 como moneda virtual, no tiene existencia física. Estas transacciones son anónimas y casi imposibles de rastrear, ya que funcionan en un sistema electrónico basado en redes de iguales donde los usuarios están directamente conectados, sin pasar por los servidores centrales de un sistema tradicional.
Aunque no tiene el reconocimiento oficial de ningún banco central o gobierno, en general el bitcoin no es considerado un medio de pago ilegal. Con él se puede comprar cualquier cosa, desde pizzas hasta casas, siempre y cuando los vendedores lo acepten.
Tor, o The Onion Router, es un programa informático que permite la transmisión de datos a nivel mundial casi sin dejar rastros. Así, los usuarios pueden conectarse a otro punto de la red y mantener su dirección de protocolo de Internet invisible, algo que se conoce como la Red Oscura (Dark Net).
Debido a los problemas técnicos, la compra de drogas por Internet es más complicada que en las calles, afirma Hetu. Pero no es demasiado difícil para quienes deseen eludir la ley. Lo único que debe hacer el comprador es adquirir bitcoins en línea, instalar Tor, elegir las drogas que quiera y solicitar su envío a través del servicio postal.
La tecnología facilita el negocio de los narcotraficantes. Cuando el FBI clausuró Silk Road en octubre, surgieron nuevos mercados en cuestión de días. «Los nuevos mercados que sustituyeron a Silk Road pueden cifrar todas las comunicaciones y usar técnicas avanzadas para el blanqueo de los bitcoins utilizados en las transacciones», explica Hetu.
«Así, es mucho más difícil que la policía pueda rastrear a los compradores y vendedores», agrega.
La cooperación internacional
No hay datos fiables sobre la cantidad de personas que compran drogas por Internet, pero cada vez hay más tipos de sustancias a la venta, según el informe de la UNODC.
Silk Road tenía 13.000 tipos de drogas a la venta, informó el FBI. A pesar del anonimato de las transacciones, el organismo sostiene que podrían ubicarse traficantes en más de 10 países de América del Norte y Europa.
El tráfico en el ciberespacio es especialmente difícil ya que los delincuentes pueden adaptar sus prácticas con velocidad para evitar los riesgos legales, expresa Thomas Holt, profesor adjunto en la Facultad de Justicia Penal de la estadounidense Universidad Estatal de Michigan.
Holt, que investiga los delitos informáticos y el robo de identidad, dice que las autoridades deben realizar operaciones encubiertas para entender las prácticas de este mercado.
«La cooperación internacional es esencial... ya que los compradores y vendedores pueden estar a medio mundo de distancia el uno del otro»,dice.
«La incorporación de los inspectores de correos, agentes aduaneros y otros organismos es vital para asegurar el corte efectivo de la cadena de suministro y dificultar la compra de los productos», añade.