Hace cuatro años, un grupo de emprendedores cinéfilos decidió improvisar salas de cine en las terrazas de los edificios. Solían acudir con sus amigos a los cines tradicionales al salir del trabajo, pero ni el entorno, ni la hora, ni tener que ver muchos tráileres antes de la película les convencían. Pensaron entonces en crear una alternativa donde los amigos pudieran reunirse, charlar, comer, beber y ver la puesta de sol antes de la película.
«El objetivo es crear una experiencia similar a la de un teatro», explican los creadores de esta oferta, que se pone en marcha cada año entre mayo y septiembre. Prácticamente todos los días las puertas de diferentes azoteas del sur, el este y el oeste de la ciudad se abren una hora y media antes de la proyección. «Así pueden tomar algo y ver anochecer con unas vistas impresionantes», como el London Eye o el Roof Garden de Kensington. Una vez se ha escondido el sol, el público toma posiciones en sus hamacas, y empieza la película.
No es la primera vez que las terrazas se convierten en un escenario de ocio en la capital londinense. Hace 45 años, los Beatles ofrecieron su mítico concierto en el tejado de los Estudios Apple Records. Ahora, en un escenario similar, es posible disfrutar del mejor cine por precios que oscilan entre las 13 y las 22 libras (De 15 a 26 euros). Casi 36.000 espectadores disfrutaron de la experiencia el año pasado.
Pantallas en parques y jardines
Pero los parajes londinenses dan para mucho más. Los outdoor cinemas se multiplican también a pie de suelo. Covent Granden, Candem Town o Hyde Park cuentan con su pantalla gigante. Una de las experiencias más espectaculares es la que ofrece la Royal Opera House en Trafalgar Square. Cada tarde proyecta algunos de sus montajes más espectaculares. Es una forma de disfrutar de La Traviata de Verdi o la Boheme de Puccini, entre amigos o en familia; y gratis. Otra opción es pasarse por el impresionante Kew Gardens, uno de los jardines botánicos más bellos al suroeste de Londres.
A lo largo del verano se repiten los festivales temáticos: el Monster Weekend, que proyecta clásicos del cine de terror, El Film 4 Summer Screen, que ofrece además música en directo o el More London Free Festival, completamente gratuito, que alterna clásicos de siempre con los últimos estrenos. Una de las experiencias más divertidas es la que ofrece el Secret Cinema. Los organizadores venden las entradas sin revelar ni cuál será la película, ni dónde se proyectará. La ubicación sólo se hace pública en el último momento; puede ser un hospital, una universidad, una antigua fábrica... Más de 21.000 personas disfrutaron de este festival el año pasado que además de buen cine ofrece música en directo, comida y bebida.
Para los más aventureros existe el Floating Cinema, que desde 2011 proyecta películas a bordo de un barco, mientras navega por los canales de la ciudad. Cuenta con un programa educativo, y este año centrará su oferta en la inmigración y en la cultura propia del Reino Unido. Aunque una de las experiencias más extrañas es disfrutar de una película desde un jacuzzi. Es posible hacerlo mientras se come y se bebe en el Hot Tub Cinema, ubicado en una antigua estación de ferrocarril.
La fama de ciudad lluviosa no ha impedido que los outdoor cinemas sean cada vez más populares en Londres. Pero a nadie se le escapa que el mal tiempo puede hacer su aparición en cualquier momento. En las azoteas no se reembolsa el dinero de la entrada si llueve, pero se reparten ponchos y mantas entre los espectadores, y se invita a una ronda de palomitas. La más imaginativa ha sido la terraza de Dalston Roof Park, donde han ideado un tejado inflable que entra en funcionamiento cuando aparece la temida lluvia.