En nuestro entorno galáctico solo una de cada dos millones de estrellas es de tipo O, una clase cuyos miembros tienen de dieciséis a mas de cien veces la masa solar y una luminosidad de hasta varios millones de veces la del Sol. Estas estrellas, que terminan explotando como supernovas, influyen de modo determinante en la estructura y evolución de las galaxias. Son responsables además de la existencia de, entre otros, algunos de los elementos que nos componen. Pero su escasez dificulta su conocimiento; el catálogo GOSSS, que acaba de publicar los datos de 448 de estos cuerpos celestes abre una ventana a los gigantes estelares.
Las estrellas se clasifican en los tipos O, B, A, F, G, K y M, siendo las primeras las más grandes y calientes, según las líneas que presentan sus espectros obtenidos al pasar su luz por un prisma, y que corresponden a los diferentes elementos químicos que las componen. Pero si los datos son de mala calidad u obtenidos con inconsistentes técnicas de observación pueden producirse errores en la clasificación: por ejemplo, en algunos catálogos la estrella theta1 Orionis A aparece como de tipo O, cuando en realidad es de tipo B. Y no se trata de un caso aislado.
«GOSSS (Galactic O-Star Spectroscopic Survey) presenta mejoras sustanciales con respecto a catálogos anteriores, destaca Alfredo Sota, investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) que encabeza la publicación de los datos. Se trata de un proyecto muy ambicioso en cuanto a la cantidad de objetos y a la calidad de los datos, que aportará una muestra homogénea, con datos de ambos hemisferios y que se actualizará constantemente, de modo que constituye una herramienta realmente sólida».
El espectro de un objeto celeste nos permite conocer sus características esenciales, como la distancia, edad, luminosidad o incluso la tasa de pérdida de masa. Información muy necesaria en el caso de las estrellas de tipo O, sobre las que aún no disponemos de una teoría completa sobre su nacimiento y evolución. La muestra de GOSSS, que abarcará cuando se complete un total de mil estrellas de tipo O (en torno a un 2% del total de la Vía Láctea), permitirá resolver cuestiones esenciales sobre estas esquivas estrellas.
Cinco catálogos en uno
Una característica esencial de las estrellas de masa extrema reside en que casi nunca se hallan en solitario, sino que forman sistemas dobles, triples o múltiples de mayor orden. «Un rasgo afortunado que permite conocer la masa de cada una de ellas, pero también desafortunado porque varias estrellas próximas pueden parecer un único objeto desde nuestra perspectiva y porque estudiar este tipo de sistemas resulta técnicamente muy complejo», señala Jesús Maíz (IAA-CSIC), investigador principal de GOSSS.
Para afrontar el estudio de los sistemas múltiples, investigadores del proyecto GOSSS han desarrollando cuatro catálogos paralelos: OWN, IACOB, NoMaDS y CAFÉ-BEANS. Los dos primeros están realizando, en el hemisferio sur y norte respectivamente, espectroscopía de alta resolución y en diferentes épocas de una submuestra de GOSSS con el objetivo de hallar estrellas binarias, determinar sus características y medir sus órbitas. NoMaDS es una extensión de IACOB para estrellas algo más débiles y CAFÉ-BEANS completará el trabajo de OWN sobre un tipo específico de estrellas binarias en el hemisferio norte.
Estos catálogos se completan con la obtención de imágenes en alta resolución y, en conjunto, proporcionan la visión más completa hasta la fecha de las estrellas de tipo O. Un trabajo que ya está aportando resultados destacados, como el hallazgo de la estrella masiva con el campo magnético más intenso hallado hasta ahora (unas veinte mil veces más intenso que el del Sol).
El proyecto GOSSS, que arrancó en 2007 y lleva empleadas más de doscientas cincuenta noches de observación, se desarrolla en el Observatorio de Sierra Nevada (Granada), el Observatorio de Calar Alto (Almería), el Observatorio de La Palma (telescopio William Herschel) y el Observatorio de Las Campanas (Chile).