Accidentes laborales, enfermedades profesionales, este tipo de información se suele obtener mediante encuestas a los trabajadores realizadas, normalmente, por grupos sindicales dentro de las empresas. Sin embargo, apenas se sabe nada de cómo se gestionan en la práctica los riesgos para la salud y la seguridad una vez analizadas esas encuestas.
Actualmente, en un contexto de crisis económica, libre circulación y flexibilización del mercado laboral, EU-OSHA pone el acento en los «riesgos emergentes», como son el estrés, la violencia y el acoso en el lugar de trabajo y, por eso, ve necesario unificar criterios de actuación en materia de Salud y Seguridad en el Trabajo.
El informe de la EU-OSHA se basa en la encuesta ESENER que examina la forma en que se gestionan en la práctica la salud y la seguridad en los lugares de trabajo europeos y ayuda a colmar esa laguna informativa. La encuesta se centra, entre otros factores, en la gestión de los riesgos psicosociales, en los factores dinámicos y obstáculos a la acción, y en la forma en que los trabajadores participan en la gestión de la salud y la seguridad en el trabajo.
Tras realizar 36.000 entrevistas con directivos y encargados de salud en centros de trabajo de los sectores público y privado con diez o más trabajadores en los 27 Estados miembros, así como en Croacia, Turquía, Noruega y Suiza, la primera conclusión a la que ha llegado EU-OSHA es que el entorno laboral, las prácticas preventivas y la legislación para evitar riesgos laborales varían mucho de unos Estados miembros a otros e incluso dentro de un mismo país en diferentes empresas, como asegura el estudio, un cambio que se ha acelerado en las últimas décadas haciendo más vulnerables a los trabajadores de la UE.
Factores de riesgo
La UE tiene un papel importante que desempeñar en materia de salud y seguridad en el trabajo y el informe de la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo ayuda a explicar por qué la Directiva 89/391/CEE, que trata de unificar el nivel de protección a los trabajadores en todos los Estados miembros, se pone en práctica de manera muy diferente dentro de la UE.
Para Christa Sedlatschek, director de EU-OSHA: «Es esencial que reconozcamos que cada organización opera dentro de un entorno específico que afecta a la forma en la que la Seguridad y la Salud Laboral son gestionadas en la práctica. Por lo tanto, no podemos esperar que la legislación se aplique en todos los lugares de trabajo de la misma manera en los distintos Estados miembros. Los políticos de la UE tienen que ser sensibles a estas diferencias cuando se contemplan estrategias de futuro».
Según el estudio, las empresas de Suecia, del Reino Unido y de los países nórdicos, en términos generales, tienen puntuaciones más altas en cuanto a gestión de la Seguridad y Salud en el Trabajo que los estados bálticos, países de Europa central y países más pequeños de Europa meridional. El motivo es que llevan más años, incluso antes de la implantación de la Directiva Marco hace 20 años, planteándose estas cuestiones con un enfoque participativo, basado en procesos, inclusión de la plantilla en la toma de decisiones, formación, cultura, etc... Así, el logro de objetivos es más importante que la aplicación de la Ley.
Para EU-OSHA, hay 5 factores que determinan la óptima gestión de los asuntos de Seguridad y Salud en el Trabajo (SST):
• Influencias comunitarias y supranacionales (Directiva marco, influencias políticas y estratégicas, requisitos de «europeización», crisis económica...)
• La normativa nacional (nivel de importancia que se concede a la SST, la desregulación y el papel de los profesionales de la salud en el trabajo, atención a los riesgos psicosociales, inspección de trabajo, dotación de recursos...)
• Relaciones laborales, sindicatos, patronales y sus modos de actuación (participación de los trabajadores en la toma de decisiones, diálogo social...)
• Reestructuración económica (cambios en el plano económico, mano de obra, mercado
laboral)
• Otros: bienestar social, sanidad, prioridad que se otorga a la SST...
No obstante, demuestra el estudio, el elemento de contexto que se repite con más frecuencia en todos los países estudiados es el «cambio». Los cambios causados por la reestructuración y reorganización del trabajo, de los contextos económicos, legales, políticos y culturales, la globalización, etc. tienen consecuencias importantes en el éxito o fracaso de la gestión de la SST en general (déficits presupuestarios, disminución de la sindicación,...) lo que comporta riesgos psicosociales en particular (estrés, acoso laboral, depresión, desmotivación) y debilita el papel de la representación de los trabajadores, con lo que se influye directamente en la seguridad, la salud y el bienestar de los trabajadores.
Según los datos de EU-OSHA, el mayor riesgo psicosocial que sufren hoy los trabajadores es el estrés laboral ante un entorno cambiante, inestable y dinámico. En Europa, uno de cada cuatro trabajadores se ve afectado por estrés y los estudios sugieren que entre el 50% y el 60% del total de días perdidos de trabajo están relacionados con él, lo que representa un enorme costo en términos de sufrimiento humano y de rendimiento.
EU-OSHA, al percibir que muchos de los factores determinantes de las buenas prácticas (normativa flexible, Legislación Laboral,...) en SST están debilitando sus efectos positivos pide a los responsables políticos de la UE que se muestren «extremadamente
sensibles a estas cuestiones en el momento de abordar estrategias». En cuanto a la mejora de la calidad de la vida profesional de millones de ciudadanos europeos, el informe reafirma la necesidad de que la UE aplique una estrategia sólida de prevención que se pueda extender a través de las fronteras nacionales.
La misión de la Agencia Europea de Seguridad y Salud en el Trabajo (EU-OSHA) consiste en dotar a Europa de un entorno de trabajo más seguro, saludable y productivo, fomentando e implicando a los Estados miembros en la cultura de la prevención de riesgos para mejorar las condiciones de trabajo de sus ciudadanos.