«No podemos hablar de desarrollo sostenible mientras el hambre siga robando a más de 800 millones de personas la oportunidad de llevar una vida decente», dijo Graziano da Silva haciendo referencia al último informe de la ONU sobre el hambre en el mundo publicado la semana pasada, El Estado de la Inseguridad Alimentaria en el Mundo 2014.
El informe muestra que, aunque el número de personas que sufren hambre crónica se redujo en 100 millones personas en la última década, hoy en día 805 millones de personas siguen pasando sin lo suficiente para comer de forma regular.
Así como en el pasado los esfuerzos para alimentar al mundo se centraron en aumentar la producción agrícola para tener más alimentos, los desafíos de hoy – que incluyen el cambio climático - exigen un nuevo enfoque, dijo.
«Tenemos que cambiar a sistemas alimentarios más sostenibles -sistemas alimentarios que producen más con menos daños al medio ambiente-, a sistemas alimentarios que promuevan el consumo sostenible, ya que hoy día desperdiciamos o perdemos entre un tercio y la mitad de lo que producimos», afirmó.
Señalando que el hambre persiste a pesar de que el planeta produce alimentos suficientes para alimentar a toda la humanidad, Graziano da Silva dijo: «La producción de alimentos suficientes para todos es una condición necesaria, pero no es una condición suficiente para la seguridad alimentaria.»
«Las personas no tienen hambre porque la comida no esté disponible, sino porque no tienen acceso a ella», agregó.
El cambio climático tiene un impacto directo tanto en la producción agrícola como en la capacidad de las personas para acceder a los alimentos, afirmó el jefe de la FAO - y no hay una solución general para hacer frente a estos desafíos. «La FAO acoge positivamente los compromisos que se están realizando para afrontar el cambio climático. La FAO puede apoyarlos como parte de nuestros proyectos de construcción de capacidades a nivel país».
«Estamos preparados para trabajar con vosotros para afrontar con éxito el impacto del cambio climático en la seguridad alimentaria. Este es un paso necesario para el mundo libre de hambre y sostenible que todos queremos», añadió.
Múltiples opciones para la adaptación
«Hay muchas alternativas para abordar el cambio climático y garantizar la seguridad alimentaria sostenible», dijo Graziano da Silva. «Tenemos que mantener todas las puertas abiertas para encarar la adaptación necesaria para hacer frente al cambio climático y asegurar alimentos para todos en el futuro cercano.»
Un enfoque valioso, señaló, es lo que se conoce como «agricultura inteligente respecto al clima» - ajustar las prácticas agrícolas para que sean más adaptables y resistentes a las presiones ambientales y, a la vez, reducir los impactos propios de la agricultura sobre el medio ambiente.
Graziano da Silva dio la bienvenida a la puesta en marcha en la Cumbre sobre el Clima de la ONU de una nueva Alianza Mundial sobre Agricultura Inteligente respecto al Clima, una amplia coalición de distintos actores interesados, incluidos los gobiernos; los agricultores y productores de alimentos, procesadores y vendedores; organizaciones científicas y educativas; actores de la sociedad civil; organismos multilaterales e internacionales y el sector privado.
La Alianza trabajará de forma coordinada para promover el desarrollo sostenible y equitativo de la productividad agrícola y de los ingresos; crear una mayor capacidad de recuperación de los sistemas alimentarios y medios de vida agrícolas; y lograr reducciones de emisiones de gases de efecto invernadero en la agricultura.
Graziano da Silva también destacó la «agroecología» como un enfoque prometedor para situar la producción de alimentos en un camino más sostenible. El enfoque utiliza la teoría ecológica para estudiar y gestionar los sistemas agrícolas con el fin de hacerlos más productivos y mejorar en la conservación de los recursos naturales.
La semana pasada, la FAO organizó un evento sobre este enfoque en su sede de Roma, donde los participantes pidieron una iniciativa global de la ONU sobre agroecología con el fin de ayudar a promover la seguridad alimentaria de manera sostenible, abordar el cambio climático y aumentar la resiliencia.
«Hay muchos caminos hacia la seguridad alimentaria y el desarrollo sostenible. Los gobiernos tienen que elegir las soluciones que mejor respondan a sus necesidades específicas», dijo Graziano da Silva.