Según el secretario general de la OCDE, Ángel Gurría, «Si no se aumenta el techo de deuda -o, mejor, se suprime- nuestras estimaciones sugieren que la zona que abarca la OCDE (34 países de los que 21 son de la UE) volverá a caer en recesión, mientras que los países emergentes conocerán una brutal desaceleración».
Por su parte, el Congreso de EE UU demócratas y republicanos siguen sin llegar a un acuerdo desde hace más de una semana, las administraciones federales funcionan bajo mínimos. No es todo, el 17 de este mes el país podría declararse en suspensión de pagos.
Aunque eso no llegue a ocurrir «el simple hecho de la duda sobre la capacidad del Estado para evitar la suspensión de pagos puede perturbar los mercados financieros», advierte Gurría.
Si no se llegara a un acuerdo el Gobierno tendría que reducir sus gastos en al menos 4 puntos porcentuales del PIB, y una cantidad similar en 2014. Sería peor todavía si tuviera que declarar la suspensión de pagos.
La reducción de los ingresos tributarios obligaría a más recortes en el gasto público y podrían surgir problemas en los bancos a los que el gobierno federal no podría rescatar. El paro aumentaría de nuevo a los niveles de la crisis financiera. Además la política estadounidense está sufriendo un frenazo importante.
En el oscuro panorama que plantea el secretario general de la OCDE no puede faltar el contagio a otros países. EE UU tendría que reducir sus importaciones del resto del mundo, bajarían los precios de los activos en el mercado financiero que endurecería sus condiciones. La falta de confianza repercutiría en todo el sistema financiero mundial que como una pescadilla que se muerde la cola recaería en EE UU de nuevo.
Ayudar a las empresas jóvenes e innovadoras
Un informe que ha dado a conocer este jueves la OCDE señala que los países que pertenecen a la organización deben cambiar los incentivos a las empresas de forma que lleguen a las más jóvenes e innovadoras.
Según el informe «Fomentar la inversión en capital intelectual, crecimiento e innovación», más de un tercio de las ayudas de los países son en forma de incentivos fiscales para que las empresas inviertan en Investigación y Desarrollo (I+D). Esas ayudas van a parar a las multinacionales que son las que mejor manejan el sistema. Si la forma de los incentivos se reformara podrían llegar a empresas jóvenes e innovadoras, que son las que más empleo crean, según la OCDE.
Andrew Wyckoff, de la Dirección de Ciencia, Tecnología e Industria de la OCDE ha dicho que hay que ir «mucho más allá para ayudar a las empresas jóvenes a desempeñar un papel más importante en la innovación y la creación de empleo. Estas empresas representan el futuro de la economía del conocimiento y deben tener las mismas posibilidades de éxito que las grandes». Para ello, es necesario mejorar su acceso a la financiación y hacer «que las reglas fiscales sean más justas».
Según cifras de la OCDE, en 15 de los países que pertenecen a la asociación las pequeñas y medianas empresas, que a menudo solo tienen 5 años de vida, son las que han creado la mitad de todos los nuevos puestos de trabajo en la última década.