En la primera subasta, el pasado diciembre, el BCE prestó 489.000 millones de euros a 523 bancos europeos a un plazo de tres años y con un interés del 1%. El objetivo es facilitar el crédito a hogares y empresas, aunque algunos analistas aseguran que las entidades invierten el dinero conseguido en deuda que ofrezca una rentabilidad muy superior. De hecho, las concesiones de crédito no han variado desde entonces.
Se calcula que los bancos españoles e italianos han acaparado la mitad del total subastado. En el caso de los españoles, sería una cantidad entre 100.000 y 150.000 millones de euros, ahora que pedir dinero al BCE ya no es síntoma de solvencia dudosa.
Supuestamente, los bancos griegos han tenido más dificultades para acceder a esta nueva inyección de dinero barato, después de que el BCE anunciara ayer que no acepta bonos soberanos griegos ni instrumentos de deuda respaldados por el gobierno de Atenas como garantía en las operaciones.
La entidad emisora europea tomó esta decisión cuando la agencia de calificación de riesgos Standard & Poor's rebajara el rating de la deuda griega al nivel de suspensión de pagos selectiva. El BCE asegura que las entidades griegas podrán seguir financiándose a través de las líneas de liquidez de emergencia puestas en marcha por los bancos centrales nacionales.
La medida restrictiva del BCE se retirará a mediados de marzo cuando entre en vigor un programa para reforzar las garantías ofrecidas por Grecia.