La famosa por repetida frase «haré todo lo necesario para salvar a la zona euro» de Mario Draghi está comenzando a parecerse a una oración con la que el presidente del Banco Central Europeo, se encomienda a algún santo. Esta vez ha parecido que su efecto comienza a desinflarse.
Draghi no ha concretado el volumen de compra de activos privados y cédulas hipotecarias que comprará el banco central ni ha dado ninguna pista sobre planes de compra de deuda soberana y esa imprecisión ha hecho que los mercados se derrumben.
El programa de compra del BCE se iniciaría en el cuarto trimestre de este año y duraría, al menos, dos años. Incluirá deuda de Grecia y Chipre, dos países con una clasificación de bono basura, además se haría con la condición de que ambos países estén incluidos en un programa de ayuda financiera internacional. Algo que no ha gustado a los mercados.
«Queremos incluir al mayor número posible, pero con prudencia», ha dicho Draghi a los periodistas en la rueda de prensa posterior a la reunión de los presidentes de bancos nacionales.
Draghi ha explicado que junto con los nuevos programas del BCE por valor de hasta 400.000 millones de euros a cuatro años a los bancos, «esas comprar tendrán un impacto considerable en nuestra hoja de balance».
Según los analistas en Europa el mercado de deuda es pequeño, podría ser de unos 250.000 millones de euros. Los paquetes de deuda son préstamos que conceden los bancos a empresas o consumidores para compra de casas, coches o tarjetas de crédito con los que negocian los bancos entre si, con las aseguradoras o fondos de pensiones.