El Banco Central Europeo (BCE) está estudiando las medidas que va a adoptar en su reunión mensual del próximo jueves para combatir la caída de la inflación en la zona euro. Podría decidir bajar los tipos de interés, una inyección masiva de liquidez o simplemente una declaración que ponga orden en los mercados.
Está claro que alguna decisión debe adoptar después de que la pasada semana se conociera que la inflación de octubre en la zona euro fue del 0,7 por ciento, una cifra muy alejada del objetivo de menos del 2 por ciento que había fijado el banco central.
La economía en la eurozona no levanta, la lenta recuperación de los últimos meses no da para mucho. El desempleo sigue en niveles insoportables, un 12,2 por ciento en septiembre, el crédito sigue sin fluir y sin muchas esperanzas de que lo haga, todo esto sería suficiente razón para que el BCE tomara medidas.
Además, Mario Draghi, presidente de la institución, no cesa de repetir que el principal objetivo del BCE es vigilar la estabilidad del euro y la caída de la inflación no ayuda precisamente a esa estabilidad.
Una de las medidas que podría decidir para que fluyera el crédito sería prestar de nuevo dinero a bajo interés a los bancos, como hizo a finales de 2011 y principios de 2012. La experiencia no dio buen resultado entonces.
La otra solución es bajar los tipos de interés que ya están muy bajos, en el 0,5 por ciento desde el pasado mayo.
El BCE suele bajar todos sus tipos a la vez, así que si lo hiciera ahora bajaría la tasa de depósito diaria que está en el 0 por ciento. Una tasa negativa haría que los bancos tuvieran que pagar por depositar su dinero en el BCE y es improbable que la entidad tome esa decisión.
Otra posibilidad es que no mueva nada hasta diciembre cuando actualiza sus previsiones de crecimiento e inflación.