El BCE ha sorprendido a los analistas que no esperaban esta decisión del Banco Central Europeo (BCE), hasta diciembre. Pero el consejo de gobernadores ha decidido atajar con tiempo la inflación que está en caída libre y evitar consecuencias desagradables.
En su reunión mensual han decidido dejar su principal tipo de interés en el 0,25 %, la tasa más baja de la historia. El presidente de la institución, Mario Draghi, ha reconocido que la eurozona está potencialmente en el umbral de «un periodo prolongado de baja inflación». La inflación en octubre se desaceleró hasta un 0,7 %, muy por debajo del 2 % que el BCE considera como deseable.
Draghi, ha dicho en la rueda de prensa posterior al consejo que «todavía no hemos alcanzado los límites (de su capacidad de acción)» y ha añadido que aun le queda al BCE munición en la recámara.
Aunque los expertos hacían cábalas sobre una necesaria reacción del BCE no esperaban que fuera tan rápida, pero los gobiernos y las empresas europeas han estado pidiéndo que diera alguna señal. Irlanda, que ha recibido este jueves el visto bueno para abandonar el programa de rescate se ha mostrado contenta con la medida. El ministro irlandés de finanzas, Michael Noonan, ha dicho «queríamos que las tasas de interés bajaran porque eso ayuda a que volvamos a los mercados y porque los diferenciales en Europa deberían disminuir ahora». Ha añadido que «la reducción de la tasa de interés y la sugerencia de que el nivel cambiario pueda bajar un poco ayudarán a crecer a nuestras exportaciones y a nuestra economía».
Por su parte, Pierre Moscovici, ministro francés de Finanzas, ha acogido con satisfacción la decisión del BCE por ser «un espaldarazo para la recuperación en marcha en la zona euro ya que limita los riesgos de deflación».
Para el primer ministro italiano, Enrico Letta, el recorte de los tipos permitirá un «reequilibrio» entre el dólar y el euro.