El Banco Mundial destaca que este enfoque es importante para comprender las peculiaridades de la conducta, no solo de los sectores pobres, sino también de los responsables políticos, como los del propio banco.
La novedad se ha conocido en el estudio anual más seguido de la institución multilateral, el Informe sobre el desarrollo mundial 2015 (IDM), presentado oficialmente este jueves en Washington. «La política de desarrollo se debe rediseñar y basarla en una cuidadosa consideración de los factores humanos», señala el informe, y explica que el análisis se basa en los descubrimientos de la economía del comportamiento, la ciencia cognitiva, la antropología y otros campos.
«Dado que las decisiones humanas conllevan un proceso muy complejo, predecir el modo en que los beneficiarios responderán a medidas específicas constituye todo un desafío. Para mejorar la formulación e implementación de las políticas de desarrollo, sería útil realizar diagnósticos más detallados de los factores que impulsan la conducta... y experimentarlos temprano», añade.
El IDM es un estudio temático que, desde su primera edición a finales de los años 70, se centró en temas de prioridad tradicional para la política de desarrollo: trabajo, género, agricultura, etc. El enfoque de este año, subtitulado «Mente, sociedad y conducta», ha sido toda una apuesta, reconocen altos funcionarios del Banco Mundial.
Una mayor atención puesta en la conducta humana durante la elaboración de las políticas de desarrollo podría tener un impacto fundamental sobre la eficacia y demás objetivos que marcan la diferencia entre una intervención buena y otra mediocre, aseguran.
«El uso de estos métodos en el mundo de la política de desarrollo es ínfimo, y todas las motivaciones para hacer este Informe... se han debido precisamente a esa deficiencia», nos explica Kaushik Basu, vicepresidente y economista jefe del banco. «Existe una posibilidad real de... un ajuste de paradigma, en el que los gobiernos, los profesionales del desarrollo y otros hagan uso de esta nueva gama de instrumentos disponibles... Siento que las posibilidades son enormes».
Lecciones del sector privado
La economía tradicional considera que el proceso de decisión es algo sencillo y racional, basado en el interés propio y la lógica. Pero el IDM cita numerosas investigaciones de los últimos años que indican que los seres humanos toman decisiones debido a una variedad de factores, muchos de ellos inmediatos y sin relación con la cuestión en consideración.
Por ejemplo, el Banco Mundial apunta a investigaciones que sugieren que la pobreza y las situaciones de crisis hacen que muchas personas tengan dificultades para tomar decisiones racionales o a largo plazo. Por otra parte, el informe señala que la gente puede ser «inesperadamente generosa».
El sector privado conoce y aprovecha desde hace años los enfoques de las ciencias cognitivas y conductistas. De hecho, una nueva publicidad o producto rara vez se presenta en público sin que antes haya sido sometida a distintos análisis.
Pero este es un territorio nuevo para el banco y para gran parte del ámbito del desarrollo.
«El Banco Mundial está muy dogmáticamente ligado a la idea del libre mercado, la información sobre precios, el proceso de decisión racional. Así que dé un paso atrás y destaque la información adicional que hay por ahí y que pueda ayudar a eliminar las limitaciones es algo muy bueno», opinó Hans Bos, director de Desarrollo, Evaluación e Investigación Internacional en la organización Institutos Estadounidenses para la Investigación.
Lo que el IDM «no hace muy bien es explicar las consecuencias prácticas de estos enfoques. Con el fin de saber realmente qué funciona en un contexto local hay que seguir haciendo pruebas de las cosas, pero no podemos gastar tres cuartas partes del presupuesto de desarrollo en la investigación. Así que tenemos que encontrar una forma mejor de hacerlo», precisa.
El Banco Mundial espera que, con su sello de aprobación en este volumen de investigación y su influencia mundial, pueda fomentar más estudios al respecto. También pretende convencer a los responsables políticos de que tengan en cuenta la conducta humana, especialmente la local, en el diseño de nuevos proyectos de desarrollo.
«Por ejemplo, ¿simplificar el proceso de inscripción para la ayuda financiera aumenta la participación? ¿Cambiar la fecha de las compras de fertilizantes para coincidir con las ganancias de la cosecha aumentan la tasa de uso? «, se pregunta el informe. «¿Brindar información sobre el consumo de energía de los vecinos induce a la gente a ahorrar energía?», continúa.
Esta última cuestión, sobre el impacto del colectivo social en las decisiones individuales es clave, subrayan los investigadores del IDM. «Si conoces a mucha gente que paga impuestos, eres más propenso a pagarlos. Eso puede ser tan o más importante que la probabilidad de que los atrapen» por evasión fiscal, nos dice el codirector del informe, Varun Gauri.
«Ese aumento de la recaudación fiscal tendría un enorme efecto en las perspectivas de desarrollo en varios países» en función del «respeto a la ley y la corrupción, u otras áreas donde se puede tener un impacto grande, que cambie el paradigma», sostiene.
La introspección
Muchos de los factores que deben tenerse en cuenta en relación con las comunidades que reciben las intervenciones de desarrollo, como sus prejuicios y su posible falta de lógica, también deben aplicarse a los responsables políticos que las diseñan, añade Gauri. Muchas investigaciones «se centran en los hogares y los consumidores y sus opciones. Pero las conclusiones se aplican a todo el mundo, incluidos los propios responsables políticos», subraya.
«Así que en la medida en que estos resultados pueden tener un efecto enorme, que cambie el paradigma, puede ser una consecuencia de que los propios responsables políticos analicen sus propios prejuicios... sus ilusiones cognitivas... antes de elaborar políticas para un país entero», observa.
Este tono introspectivo es bienvenido y debería haber sido el enfoque principal del informe, según Bos.
«Creo que este informe habría sido mucho más potente de haber comenzado por el análisis de las propias prácticas» del Banco Mundial, comenta.
«Suele ser mucho más fácil para nosotros los donantes racionales cambiar la forma en que hacemos las cosas que entrar a un país pobre y decirle cómo hacer las cosas de manera diferente. Empezar por nosotros mismos sería una forma mucho mejor de aplicar estas lecciones».