Los dos informes psiquiátricos realizados al acusado presentaron resultados contradictorios sobre su salud mental y la Fiscalía actúa según el principio de que «es peor condenar a un psicótico a la cárcel que a un no psicótico a tratamiento psiquiátrico».
El fiscal Svein Holden dice que es difícil presentar objeciones a los psiquiatras que dictaminaron «delirios de grandeza», un diágnostico de esquizofrénico paranoico que respaldó la Comisión de Medicina Forense, ante las afirmaciones de Breivik sobre la existencia de una red terrorista de Caballeros Templarios.
Holden admite que el tribunal disienta de su opinión, por lo que, de forma subsidiaria, pide una pena de custodia de 21 años de cárcel. El asesino confeso ha reaccionado con una sonrisa a las conclusiones de la fiscalía y ha vuelto a hacer el saludo ultraderechista, desafiante, al abandonar la sala.