Un estudio perteneciente al proyecto GLORIA (siglas en inglés de Iniciativa para la Investigación y Seguimiento Global de los Ambientes Alpinos), que se inició en Europa en el año 2000 y que se ha extendido posteriormente a todo el mundo, confirma que el calentamiento global está provocando un ascenso en altura de las especies vegetales.
El estudio que se ha publicado en la revista Science, analiza los cambios en la flora de 66 cimas de 17 cordilleras europeas entre 2001 y 2008.
En la Península Ibérica se establecieron zonas piloto en los Pirineos (Ordesa) y en Sierra Nevada, en las que se ha calculado un desplazamiento hacia la cima de 2,7 metros de media en el conjunto de las especies que se han estudiado.
Según Luis Villar, del Instituto Pirenaico de Ecología, «el fenómeno ha provocado la sustitución de algunas especies resistentes al frío por otras más sensibles a él. Todo ello refleja la vulnerabilidad de los ecosistemas de alta montaña a medio y largo plazo».
En el conjunto de Europa el estudio muestra un aumento medio del 8 por ciento en el número de especies que habitan las cimas de las cordilleras. Este aumento no ha tenido lugar en todas las montañas por igual. De las 66 que se han estudiado, ha ocurrido en la mayoría de las situadas en las zonas boreal y templada, mientras que en 8 de las 14 cumbres de la zona mediterránea ha sucedido todo lo contrario, una disminución.
Además, en las cimas inferiores de las cordilleras mediterráneas, situadas en el límite superior del bosque o en una altura equivalente, las ganacias y pérdidas de especies han sido mayores que en las demás.
Villar explica que «en las montañas mediterráneas, como Sierra Nevada, Córcega, Apenino Central y Creta, al aumento de las temperaturas hay que sumarle una sequía creciente». La precipitación media anual está disminuyendo y la sequía estival se alarga, esa combinación puede suponer una amenaza para ciertas especies endémicas, «un tesoro biológico escondido, cuyo número podría disminuir», añade el biólogo.