El Ártico no tendrá hielo en verano en 2030

Un equipo de investigadores de 15 países está analizando los cambios bruscos que se producen en el Ártico y sus primeras conclusiones son más alarmantes de lo que podría esperarse. Allí la tasa de calentamiento es tres veces mayor que en el resto de la Tierra y se teme que la temperatura aumente en la zona hasta 9 grados durante el siglo XXI.

Uno de los responsables del proyecto, el oceanógrafo Carlos Duarte, Premio Nacional de Investigación, ha contado detalles del proyecto en una entrevista a euroXpress. Lamenta las pugnas entre países por repartirse la zona ártica, alaba el papel de la UE en la investigación científica y no se alarma porque el hielo desaparezca del Polo Norte: «Será un Ártico distinto al que hemos conocido, mejor o peor, según como cada uno lo evalúe.»

Carlos Duarte, oceanógrafo
Carlos Duarte, oceanógrafo

Carlos Duarte es biólogo, profesor de investigación en el departamento de Recursos Naturales del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados, autor de 200 trabajos de investigación en revistas científicas internacionales y uno de los responsables del proyecto «Cambios bruscos en el Ártico», que ha explorado lo que está pasando allí y analizado lo que aún puede pasar. No son buenas noticias las que trae.

euroXpress- ¿Por qué hablar de cambios bruscos en Ártico cuando conocemos su degradación desde hace años?

Carlos Duarte- El proyecto ATP, en sus siglas en inglés, se inscribe dentro del programa Marco 7 de la Unión Europea. Nuestro objetivo es examinar la evidencia de la aceleración de los cambios en el Ártico, poder predecir a qué nivel de calentamiento global el Ártico experimenta esos cambios abruptos y examinar las consecuencias que pueden tener para el ecosistema y para el desarrollo de actividades humanas, para el futuro de los pueblos que habitan allí.

eXp- ¿Con qué herramientas han contado para llevar a cabo la investigación?

C.D.- Trabajamos desde tierra, pero también con buques oceanográficos, con modelos y con sensores en satélites. La zona de trabajo es el Ártico europeo, desde las costas de Groenlandia hasta Rusia. No más allá porque a Rusia es muy difícil acceder por las pugnas territoriales que mantiene con otros países.

eXp- En las primeras conclusiones de su trabajo se dice que las predicciones que hablaban de un rápido calentamiento del hielo se han visto sobrepasadas por las observaciones y durante los años 2007 y 2008 ha tenido lugar una pérdida brusca de hielo en el Océano Glaciar Ártico que ha supuesto la disminución de más o menos la mitad de la superficie de hielo que quedaba normalmente al final del verano. Eso es un trabajo de observación, pero ¿se ha avanzado en el conocimiento de las causas?

C.D.- La razón es que todos los ecosistemas complejos presentan saltos en su estado de forma abrupta, no gradual. Por ejemplo, en el Ártico se pasa de un sistema que estaba cubierto de hielo a un ecosistema que es un océano con aguas libres, pero estos procesos no lineales operan en todos los ámbitos de la ciencia. En el caso del Ártico, nos importa la emisión de grandes depósitos de metano que hay en la plataforma de Siberia, que supera muchas veces todos los depósitos de gases de petróleo conocidos. Si se funde esa losa de hielo submarina que sella esos gases, se pueden liberar de forma abrupta a la atmósfera de golpe, no gradualmente, y eso puede multiplicar enormemente el efecto invernadero y hacer un salto en el sistema climático.

eXp- ¿Entonces los combustibles fósiles no son los responsables del calentamiento?

C.D.- No, porque ese metano fue producido antes de la última glaciación. Sin embargo el pequeño empujón que la actividad humana puede dar al Ártico puede desencadenar fuerzas mucho mayores. Por un lado, tenemos el efecto de calentamiento directo de la atmósfera, pero esa perturbación que estamos haciendo, esa fichita de dominó que hemos tirado puede tirar muchas más.

eXp- ¿El Ártico es por tanto un océano agonizante?

C.D.- Agonizante es una figura casi retórica. Los océanos no van a morir nunca. En el planeta Tierra siempre va a haber bacterias y arqueas. A partir del año 2030 posiblemente habrá un Ártico sin hielo en verano, pero eso no quiere decir que el Ártico habrá muerto, sino que habrá otro Ártico distinto al que hemos conocido, que es mejor o peor, según quién lo evalúe, pero será distinto seguro.

eXp- ¿La investigación cuenta con la financiación adecuada? ¿Interesa a los Estados y las instituciones gastar dinero en estos proyectos?

C.D.-La Unión Europea ha puesto 7 millones de euros y los países participantes otros 7. Podemos abordar nuestros objetivos, pero lo que debería ser importante es que hubiera mayor volumen de investigación internacional en el Ártico y hoy se carece de infraestructuras. Por ejemplo, España acaba de pedir acceso como observador al Consejo Ártico, porque no tenemos infraestructura allí y la mayor parte de países tampoco la tienen porque Rusia no da permisos para trabajar en la plataforma de Siberia. Sin embargo, en la Antártida hay más de 50 países trabajando sin pedir permisos a nadie. En el Ártico sólo queda ya un 5 % de aguas internacionales. La amenaza es que se lo repartan todo entre los grandes países ribereños, mientras los esquimales están viendo como se pierde su hábitat.

eXp- No sé si estamos ante una contradicción. La Unión Europea financia proyectos de investigación, pero los países, incluso socios de la UE, no tanto y, muchas veces, juegan en contra.

C.D.- En cuanto a política ambiental, todos los miembros de la UE están obligados por las directivas y la verdad es que se cumplen porque las penalizaciones en términos de multas económicas son muy importantes. Lo que es seguro es que ninguno de los países miembros habría aprobado legislaciones tan avanzadas en medio ambiente en su propio parlamento. Lo que no son capaces de hacer en casa lo hacen en la UE por consenso y eso es una magnífica noticia para la sociedad porque tenemos una fuerza muy progresista en materia de medio ambiente.

eXp- ¿Pero realmente los Estados les hacen caso? ¿Las conclusiones de sus investigaciones tienen efectos sobre el terreno?

C.D.- Sí. Muchas de esas directivas de la Unión Europea están inspiradas directamente en nuestras investigaciones científicas. En España, menos, pero es importante que se haga en Europa y que esa legislación sea vinculante a todos los países europeos. Eso sí ocurre.