Hablamos con Luis F. Jiménez, director del Festival Don Quijote
Artista libre y apasionado. Nunca ha perdido la fe y nunca ha dejado de luchar por su arte, el teatro y por la cultura. La última edición del festival Don Quijote terminó en París este domingo y una vez más ha sido un éxito. El único festival que propone teatro en español en Europa, fuera de España cuyo objetivo es la difusión de la cultura española y latinoamericana se ha convertido un acontecimiento ineludible para los enamorados del teatro clásico, contemporáneo y de la danza.
Justo antes de que la vigesimoprimera edición terminara con los aplausos entusiastas del público, Luis F. Jiménez ha aceptado hablar con nosotros de su festival en los bajos del Café de la Danse en París...
Es la vigesimoprimera edición del festival y todos estos años han debido ser una batalla aunque el festival tenga ayudas del ministerio de Educación y de Cultura de España y del Instituto Cervantes. Además, usted fue galardonado en 2011 con el premio Max de la crítica y sin embargo habla de «milagro». ¿Tan difícil ha sido?
Luis F.Jiménez.- Sobre todo porque hoy en día dedicarse a la cultura es un verdadero sufrimiento. Eso se nota con los recortes a los subsidios y patrocinios, la disminución de las ayudas que poco a poco nos ha obligado a reducir el festival.
No se puede negar que la situación es crítica y eso ha hecho que hayamos tenido que luchar. Es el único festival que propone teatro español que existe en Europa y tenemos que ajustarnos a la situación. Hemos resistido porque nuestro público y las asociaciones son solidarios con nosotros y también porque todo el equipo del festival es estupendo, y ha hecho concesiones para que el festival siga existiendo pero ¿hasta cuándo?
eXp.- ¿Nunca se podrá superar esta tensión fundamental que caracteriza a la cultura y a las artes, entre la necesidad de recursos económicos y las necesidades de la creación, la inspiración, los sueños y las esperanzas de los artistas?
LFJ.-Los artistas vamos a seguir soñando porque nada va a acabar con nosotros. Pero hay que tener en cuenta que la supervivencia de la cultura es también una responsabilidad que incumbe a los estados y a las instituciones. Es imprescindible tomar conciencia de que menos cultura significa más ignorancia. Y la ignorancia es madre de la exclusión, del racismo, de todos los desastres. Un pueblo culto es un pueblo libre que participa en la mejora de su vida cotidiana mientras que la ignorancia es la manipulación del pueblo. De hecho, para mí el arte es una manera de crear una conciencia crítica y responsable.
eXp.-En efecto usted evoca la misión de observación crítica y responsable del teatro y aboga por enfrentarse a las normas que impiden el enriquecimiento cultural. ¿Qué significa eso? ¿Cuáles son estas normas?
LFJ.- Por una parte me refiero a esta moda mercantil que invade nuestras sociedades hoy día con toda la superficialidad que esto supone y conlleva. El individuo está preso de este frenesí de consumo sin que eso se acompañe de una conciencia crítica o de una libertad crítica. Esto es lo malo. Y por otra parte, estas normas remiten también a las instituciones que impiden el acceso a la cultura de los ciudadanos. Los artistas debemos estar por encima de todo ello.
eXp.- Que el festival lleve el nombre de Don Quijote como la obra de Cervantes (parodia de las costumbres y una crítica de las estructuras de la sociedad española) y con la referencia al siglo de oro ¿ha sido un símbolo para expresar la intención de querer mejorar la sociedad?
LFJ.- En realidad, se llama Don Quijote porque amo el teatro y sobre todo la poesía de Federico García Lorca. Es él quien escribió: «El teatro es uno de los más expresivos y útiles instrumentos para la edificación de un país y el barómetro que marca su grandeza o su caída». El teatro expresa las inquietudes de un pueblo, existe para decirle al pueblo donde está. Tiene una capacidad muy aguda de observación de la realidad que permite hacer más fácil lo cotidiano.
exp.- Usted valora mucho el teatro latinoamericano y le gusta en particular Bolivia. ¿Cree que el teatro puede promover el diálogo intercultural?, ¿que ese mestizaje permite una mejor comprensión de cada uno?
LFJ.- Absolutamente. El teatro puede y debe potenciar el dialogo. Está claro que me gusta mucho latinoamérica pero no únicamente Bolivia sino también Colombia y Perú que conozco muy bien. He viajado mucho por el continente. Y creo que la riqueza fundamental de la sociedad latinoamericana radica en su mestizaje que muy a menudo ha sido maltratado. Pero ese mestizaje, esa mezcla de culturas es lo que más me gusta. Es imprescindible estar con estos pueblos y ayudarles a pasar página. La cultura es uno de los medios. Es cierto que no podemos cambiar la historia, el pasado... pero sí que podemos mejorar el futuro con el respeto y la escucha del otro. Es muy importante y no dejaré a estos pueblos. Hoy día, sigo viviendo en varios países del mundo durante el año y en particular en América Latina.
eXp.-Es decir, que más allá del entretenimiento, el teatro es educación...
LFJ.-El teatro nunca ha sido y nunca será entretenimiento. Por lo menos el verdadero teatro. No es un juego. Junto al teatro hay educación y libertad porque ayuda al enriquecimiento del ser humano. No hay que equivocarse, el público que acude al teatro puede reír y divertirse. Divertirse ayuda y obliga a pensar pero no tiene nada que ver con entretenerse. La televisión entretiene. La vemos cuando no tenemos nada que hacer.
El teatro tiene otra lectura, incita a pensar cuando el entretenimiento lleva aparejada una parte de manipulación.
exp.- Se supone que no habrá sido nada fácil acostumbrar a un público a escuchar teatro en otro idioma que tiene sus propios matices. ¿Por qué eligió Francia para su festival?
LFJ.- Ante todo es una cuestión de amor. Mi historia con Francia dura desde hace muchos años. Muy joven vine por primera vez a Francia al festival universitario de Nantes. Luego, hice mi primero viaje solo a París y me enamoré de esta ciudad. Supe en ese instante que era la ciudad en la que yo quería vivir. Me fascinaba. En efecto volví para estudiar licenciatura teatral en La Sorbonne. En 1989, fundé la compañía Zorongo y en el 92 creé el festival Don Quijote. Hoy, vivo casi 4 meses al año en París. Así que Francia fue una elección para mí y además me di cuenta de que el idioma español se iba implantando más y más en la cultura francesa, en las escuelas....Por todo ello, el festival se desarrolla desde hace 21 años en este país y cada año me doy cuenta de que no me equivoqué. El público acude. Las entradas se agotan rápidamente
eXp.- La Unión Europea con la libertad de circulación que ofrece podría ser una estupenda oportunidad para el festival que ya tiene esta «ventana abierta» en Francia. ¿Tiene la intención «europeizar» el festival?
LFJ.- Seria ideal y lo he pensado. Pero necesitaría una coordinación con las asociaciones culturales de las embajadas pero sí que me gustaría que la compañía llegara a otras partes de Europa. Haría falta una colaboración muy estrecha con los países de acogida y además no se puede negar que moverse cuesta mucho dinero. Sin embargo sí, me gustaría mucho.
eXp.- ¿Hoy día, que le podemos desear? ¿Que todo siga bien y mejor?
LFJ.- Si. Por encima de la situación económica, el público sueña con el festival y nosotros también queremos seguir con él. Los patrocinadores nos ayudan. Todo esto nos va a salvar. Los molinos son cada vez más grandes, pero han dejado de ser gigantes. El festival seguirá.
exp.- Se le ve feliz con lo que hace
LFJ.-Si soy feliz. Ver al público llenando esta sala me produce un enorme placer, ver que el trabajo sirve para aprender y para respetar la diferencia. Quiero decir que es la diferencia la que enriquece y para alcanzar esa meta, el teatro es básico. Es importante, por ejemplo, que los estudiantes puedan ver la lectura que hacemos de las obras. Hay energías y colores que se desprenden. Está claro que son sistemas culturales diferentes pero que pueden convivir. A mí, la ciudad de París me ayuda a fusionar y a vivir el mestizaje más que cualquier otra. Lo que más me gusta en la capital francesa es ser extranjero. París lo permite y eso me afecta y me ayuda a crecer como ser humano. Es el poder de la diversidad cultural.
Otras fechas:
Los días 27, 28 y 29 de Noviembre en la Real Escuela de Arte Dramático (RESAD) de MADRID a las 19H00
El 30 de Noviembre en Talavera de la Reina a las 21h00