Martin Schulz llega a la presidencia de la Eurocámara por el acuerdo entre los dos grupos parlamentarios mayoritarios, conservadores y socialistas, para repartirse el mandato de cinco años de la legislatura. Ha conseguido 387 votos, mayoría absoluta, lejos de los conseguidos por las candidaturas con las que rivalizaba, la británica liberal Diana Wallis y el euroescéptico conservador ,también británico, Nijr Deva.
En su primera intervención como nuevo presidente del legislativo europeo, Schulz ha arremetido contra los gobiernos de la UE, que «van de una cumbre en otra, dejando fuera al Parlamento Europeo». Ahora se propone conseguir que cambien las cosas y «contribuir a la visibilidad de la Cámara como foco de la democracia europea».
Schulz llega al cargo en la peor crisis que ha vivido la UE y con ese reto por delante ha afirmado hoy que «nuestros padres querían darnos una vida mejor a la suya, y la tuvimos. Pero ahora no sabemos si podremos dársela a nuestros hijos.»
El nuevo presidente del Parlamento Europeo nació en 1955 en Hehlrath y durante años fue librero en Würselen, ciudad de la que fue alcalde durante once años. Desde 1944 es eurodiputado, papel en el que ha brillado con una retórica izquierdista directa, que le ha proporcionado sonoros enfrentamientos con líderes políticos. Silvio Berlusconi dijo de él que se parecía a un capo de un campo de concentración y el ultraderechista Jean-Marie Le Pen dijo que «tiene la cara de Lenin y habla como Hitler». En 2004 fue elegido líder del grupo de los Socialistas y Demócratas en el Parlamento Europeo.
En declaraciones previas a su elección como presidente, Schulz ha criticado abiertamente a su paisana, la canciller Angela Merkel, a quien ha hecho una recomendación: «haría bien en no dar la impresión de que da órdenes a la UE». También ha responsabilizado a los jefes de Estado y de gobierno de la división europea y ha rechazado que la austeridad sea la única medida anticrisis y no la inversión en crecimiento y en empleo.