Poco se sabe de la identidad del misterioso Banksy, que ha mantenido a lo largo de estos años su anonimato. Pinta ratas, ventanas de mentira, revoluciones, flores en lugar de bombas o policías que se besan.Hace unos días anunciaba que mantendría en Nueva York, una «residencia experimental».
Desde que llego a Manhattan, ha sido noticia. Unas veces porque los vecinos de una de las paredes que acogían su obra, decidieron cobrar a quienes quisieran fotografiar el grafitti. El fin de semana pasado, colocó un puesto de venta de telas a unos 60 dólares, y hace unos días, pintó el perfil de las Torres Gemelas con un crisantemo incrustado en una grieta, en el mismo lugar donde impactó uno de los aviones del 11-S.
El alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg ha ordenado a los servicios de limpieza que borren todas sus obras. La máxima autoridad de la ciudad , que desde 2002 ha blanqueado 1,5 millones de metros cuadrados de pared para limpiar los graffitis, dijo que «el graffiti arruina la propiedad pública, porque es un signo de decadencia y de pérdida de control». Para Bloomberg «hay lugares para el arte y otros que no lo son», para Banksy, el arte está «mejor fuera que dentro».