La contaminación atmosférica no conoce fronteras. La baja calidad del aire provoca cada año unas 400.000 muertes en Europa. La lucha contra este «asesino oculto» centra este año la Semana Verde Europea, que reúne a unos 3.000 participantes en Bruselas. Hace 17 años la UE adoptó las primeras medidas para luchar contra este problema, pero todavía hay 17 países que las incumplen.
Respiramos desde el momento en que nacemos y hasta que morimos. Es una constante vital, no solo para nosotros, también para toda forma de vida en la Tierra. El aire se mueve por todo el planeta constantemente, cruzando oceános o vastas áreas de continentales. Pero los vientos también arrastran pequeñas partículas contaminantes a otros lugares distintos del sitio donde se originaron. Por supuesto no todas ellas han sido ocasionadas por el hombre, volcanes, incendios forestales, huracanes... también contaminan.
Hace un año, con unas condiciones meteorológicas muy distintas a las actuales, España recibió un aviso de la Comisión Europea por exceder los límites permitidos en varias ciudades españolas, especialmente en Madrid y Barcelona. Hace dos semanas, le denegó al gobierno español, una prórroga de cinco años, que había solicitado, para poder adaptarse a la normativa.
En enero de este año, el eurobarómetro recogía las «actitudes de los europeos hacia la calidad del aire». El 87% se mostraba convencido de que no se hacía lo suficiente para atajar la contaminación atmosférica. También se quejaban de que los productores de energía no adoptaban suficientes medidas para mantener la calidad del aire. La media europea era del 61%. En el eurobarómetro los mismos ciudadanos dejaban claro que sabían que había que hacer: reducir el uso del automóvil y sustituir los viejos aparatos poco eficientes.
El lema de la Semana Verde es «un aire más limpio para todos» y durante estos días los especalistas que participan en las diferentes actividades organizadas, buscarán soluciones a la polución del aire y a problemas como la contaminación industrial, el incremento del tráfico en carretera y los problemas que ocasiona la urbanización. Barcelona, por ejemplo, analizará el papel de las autoridades locales para reducir su impacto y explicará las tecnologías de control de emisiones y otros servicios innovadores para mejorar la calidad medioambiental. También se han organizado exposiciones sobre combustibles alternativos para vehículos o la necesidad de potenciar el uso de coches eléctricos.
Europa se prepara para los nuevos retos a partir de 2020. La Comisión presentará una estrategia revisada y una lista de iniciativas clave para poder alcanzar esos objetivos. El Comisario de Medio Ambiente, el esloveno Janez Potočnik, ha recordado hoy los grandes avances que se han hecho en la última década, en que casi se ha erradicado la «lluvia ácida», un grave problema medioambiental de los setenta y ochenta en gran parte del centro y el norte de Europa.
Los efectos negativos de la contaminación sobre la salud, tienen tambén una variable económica. La afectación en el mercado laboral está cuantificada en unos 12.000 millones de euros anuales (2010), tanto en gasto sanitario, en horas de trabajo perdidas y en la economía en su conjunto. Dos terceras partes de los espacios Natura 2000 están amenazados por la contaminación del aire, principalmente a través de las emisiones de amoníaco de la agricultura. Se calcula una afectación de 3.000 millones de euros por la reduccón del rendimiento agrario.
La polución atmosférica procedente de los 10.000 complejos contaminantes más grandes de Europa le costó a los ciudadanos entre 102.000 y 169.000 millones de euros en 2009. Esta es una de las conclusiones contenidas en el informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), que analizó los costes de los perjuicios para la salud y el medio ambiente ocasionados por la contaminación atmosférica. La mitad del coste total de los daños medioambientales, entre 51.000 y 85.000 millones de euros, fue provocado por 191 complejos industriales.