Vietnam no boicotea los juegos, pero ha presentado una protesta formal ante el Comité Olímpico Internacional (COI). El ministro de Deportes de este país, Hoang Tuan Anh, ha expresado su «profunda preocupación» por el multimillonario patrocinio de Dow Chemical.
Agente naranja es el nombre clave utilizado para herbicidas y defoliantes utilizados por las Fuerzas Armadas de Estados Unidos durante su invasión a Vietnam (1964-1975).
Tras la normalización de las relaciones entre Estados Unidos y Vietnam en 1995, Washington destinó fondos para operaciones de limpieza, pero estas se concentraron en lugares concretos como exbases aéreas, donde se había almacenado el agente naranja, y no en las poblaciones humanas que habían sufrido los efectos nefastos durante años.
La creciente cooperación entre ambos países quedó en evidencia con la visita en junio a Vietnam del secretario de Defensa de Estados Unidos, Leon Panetta, y las tres realizadas en los últimos dos años por la secretaria de Estado, Hillary Clinton.
Pero eso no ha cambiado de forma significativa la actitud de Estados Unidos de no contemplar indemnizaciones para las poblaciones gravemente damnificadas por haber sido expuestas al agente naranja. «Creo que muchos vietnamitas están molestos con la decisión de los organizadores de los Juegos Olímpicos de 2012. Está totalmente justificado», dice el general retirado Nguyen Van Rinh, jefe de la Asociación de Víctimas del Agente Naranja de Vietnam.
Este defoliante contiene una de las dioxinas más tóxicas que se conozcan, y los científicos estiman que unas pocas partes por miles de millones pueden ser dañinas para la salud de cualquier cuerpo viviente. Se calcula que entre 2,1 millones y cuatro millones de personas fueron afectadas por el agente naranja. El gobierno vietnamita le atribuye responsabilidad por el cáncer y las malformaciones de unos 500.000 niños y niñas de segunda y tercera generación.
La Cruz Roja de Vietnam señala que unos tres millones de vietnamitas se vieron perjudicados por el herbicida, entre ellos por lo menos 150.000 niños y niñas que nacieron con malformaciones congénitas. Pero los científicos estadounidenses se manifiestan precavidos respecto de las estimaciones e investigaciones vietnamitas sobre el daño humano causado por el agente naranja, y cuestionan la calidad de los estudios.
Sin embargo, las veteranas de guerra estadounidenses presuntamente perjudicadas por el compuesto fueron indemnizadas y recibieron apoyo para sus hijos. Los bebés nacidos con espina bífida u otras malformaciones, debido a causas desconocidas y cuyos padres estuvieron en zonas rociadas con agente naranja, también fueron compensados.
El Instituto de Medicina de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, concluye en su informe «Veteranos y agente naranja: resumen y destacados de investigaciones, actualización 1996» que «las pruebas sobre la asociación entre la exposición a herbicidas utilizados en Vietnam y la espina bífida en hijos de veteranos son limitadas o sugeridas».
Desde hace un tiempo, a los ambientalistas también les preocupa que la empresa transnacional Monsanto, proveedora mundial de semillas, esté entrando silenciosamente en Vietnam. Temen un segundo «legado inolvidable» de un consorcio que participó en la fabricación del agente naranja.
Según numerosos estudios, la campaña con ese compuesto tóxico destruyó 10 millones de hectáreas de tierras cultivables y unos 20.000 kilómetros cuadrados de tierras altas y bosques de manglares. Rinh preguntó al ministro de Agricultura de su país, Cao Duc Phat, por el trabajo de Monsanto en este territorio en la Asamblea Nacional. Luego declaró que el funcionario había respondido de una forma vaga a sus preguntas. Además se quejó de que ni las preguntas ni las respuestas quedaron registradas en las actas de la sesión.
Chuck Searcy, un veterano de guerra estadounidense que regresó a Vietnam hace una década para trabajar en proyectos de retirada de minas y otras municiones, dijo que fue «Estados Unidos el que comenzó a hablar de demandas y cuestiones legales» en relación con el agente naranja.
El hecho de que el gobierno estadounidense haya aceptado, aunque después de varias reclamaciones, que los herbicidas causaron daños significativos a su personal, y haya pagado indemnizaciones enojó a mucha gente en Vietnam.
Los cultivos modificados genéticamente «comenzaron a generar grandes sospechas en muchos vietnamitas debido a que el agente naranja lo fabricaban las mismas compañías que sostenían que el herbicida era seguro», indica Searcy.
Un grupo de unos 100 demandantes vietnamitas llevaron su caso contra Dow Chemical y Monsanto a la Corte Suprema de Justicia de EstadosUnidos. El juicio, que comenzó en 2004, fue desestimado a principios de marzo de 2009 por el alto tribunal, que dictaminó que no se había establecido un vínculo entre la dioxina y las malformaciones congénitas de los damnificados vietnamitas.
Además, según la legislación estadounidense, ninguna de las dos empresas puede ser considerada responsable porque actuaron bajo orden del gobierno. En respuesta a la carta de protesta de Vietnam al COI, Dow Chemical dijo a VietWeek, una revista en inglés publicada por Thanh Nien News, que la ley de Producción de Guerra absuelve a las compañías, pues se vieron obligadas a producir el defoliante por el gobierno.
«Creo que la cooperación entre Estados Unidos y Vietnam para encontrar y poner en práctica soluciones al problema parece estar un poco mejor», dice Rinh. Sin embargo, «la mayoría son palabras» y «esos comportamientos constituyen solo un pequeño esfuerzo y están muy lejos de lo que deberían estar haciendo».