De los 177.000 millones de euros en bonos garantizados por el Gobierno griego, los tenedores de aproximadamente 152.000 millones se sumaron de manera voluntaria a la quita, el equivalente al 85,8%. A ellos se suman los poseedores del resto de deuda inscritos en leyes diferentes a la griega, que enviaron el «consentimiento» para proceder a la reestructuración de sus títulos. La suma de estos dos tipos de bonos llegaría a los 197.000 millones de euros.
«Con el apoyo del sector oficial y los acreedores privados, Grecia va a continuar aplicando las medidas necesarias para lograr los ajustes fiscales y reformas estructurales a los que se ha comprometido y volverá a una senda de crecimiento sostenible», ha dicho el ministro de Finanzas, Evangelos Venizelos.
Grecia necesitaba la participación de al menos dos tercios de sus acreedores para realizar el canje de los bonos actuales por otros depreciados, en la mayor reestructuración de deuda soberana de su historia. El canje de los bonos se hará por el 53,5% del valor nominal, aunque en la práctica suponen una pérdida aún mayor, y que ya no estarán sujetos al derecho griego, sino al del Reino Unido, principal plaza financiera de la UE y cuya normativa es más favorable para los inversores. Según algunas fuentes, las entidades españolas tenían invertidos 383 millones de euros.
El Eurogrupo se reúne esta tarde en videoconferencia para analizar el resultado de la operación, el cumplimiento de las medidas acordadas por Grecia y cerrar los últimos flecos del segundo rescate griego.